Ingredientes:
– 20 gramos de albahaca fresca
– 3 cucharadas de piñones
– 30 gramos de queso parmesano (o grana padano)
– 30 gramos de queso viejo de oveja (opcional)
– 1 diente de ajo
– Aceite de oliva virgen extra
– Sal

Preparación:
Os voy a explicar cómo preparar el pesto tal cual se prepara tradicionalmente, usando un mortero, pero si queréis tardar menos tiempo en hacerlo u os gusta que tenga una textura más uniforme podéis seguir los mismos pasos usando una batidora. Ponemos en el mortero las hojas de albahaca sin tallo, los piñones, el ajo troceado y una pizca de sal. Lo ideal sería usar sal gruesa para que se triture todo mejor, pero se puede hacer igualmente con sal fina (como la que usé para las fotos). Añadimos un chorro generoso de aceite y empezamos a machacar los ingredientes hasta que empiece a formarse una pasta más o menos homogénea, ya que no queremos que nos queden trozos grandes de ningún ingrediente. Según vayamos triturando, podemos echar un poco más de aceite pero siempre probando de sabor porque si usamos un aceite más bien intenso nos puede dar demasiado sabor.

Una vez que tenemos todo triturado, echamos el queso parmesano rallado y el queso viejo de oveja. La receta original se hace con queso pecorino pero es un queso que no se encuentra con facilidad ni a un precio asequible, así que lo podemos sustituir perfectamente por un queso curado viejo de oveja. También podéis usar solamente el parmesano, como suelo hacer yo, para no rebajar su intenso sabor. Por último, como seguramente nos habrá quedado una salsa muy espesa, se pueden ir añadiendo cucharadas de agua templada mientras mezclamos bien para que se integre y hasta que tengamos la consistencia que prefiramos (con unas 4 cucharadas tendría una textura perfecta para la pasta).

Y llegados a este punto entra en juego el gusto de cada uno. Aunque aparecen las cantidades de los ingredientes, las salsas dan mucho juego a la hora de variar las proporciones según el gusto de cada uno. Os recomiendo que probéis la salsa y añadáis lo que creáis conveniente para potenciar o rebajar los sabores que buscáis. También dependiendo del uso que le vayáis a dar al pesto (no solo se usa para la pasta… ya veréis que uso le damos en una próxima) podremos necesitar diferentes texturas y/o intensidades de sabor. Ya tenemos lista nuestra salsa pesto para utilizar en nuestra pasta preferida o en cualquier otro plato que hagáis

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