¿Cómo puedo saber si mi hijo tiene un peso adecuado?
En niños y adolescentes, el sobrepeso y la obesidad se definen de manera diferente que en los adultos. Los niños aún están creciendo y los varones y las niñas maduran a diferente velocidad.

Para conocer si su peso es adecuado, se suele utilizar el Índice de Masa Corporal (IMC). Éste es el resultado de dividir el peso total del cuerpo (en kilogramos) por el cuadrado de la estatura (en metros).

IMC=Peso (Kg)/Talla (m)2

 

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Los niños y niñas con índice de masa corporal equivalente a percentiles entre el 85 y 95, se consideran población con sobrepeso en los que la evolución del peso y la talla deben ser controlados y seguidos periódicamente, iniciando estrategias de modificación de hábitos familiares e individuales. Las niñas y niños con índice de masa corporal superior al percentil 95, se consideran obesos y deberían ser atendidos por su pediatra endocrino junto con un nutricionista para ser incluidos en un programa de atención y tratamiento específicos.

Si mi hijo tiene sobrepeso, ¿tengo que ponerlo a dieta?
No. Una dieta normocalórica es más efectiva que cualquier dieta restrictiva. Para el tratamiento de la obesidad infantil se recomienda mantener el peso más que reducirlo, mientras continúa el crecimiento longitudinal, con lo que se va mejorando paulatinamente el índice de masa corporal, resultando más eficaz que las dietas restrictivas. También es muy importante el ejercicio. Aunque no sea aficionado al deporte, hay que animarlo a que se mueva: que vaya andando al colegio, salir a jugar al parque, pasear la mascota…. Son pequeños detalles muy simples que le permitirán hacer ejercicio. Algunas costumbres cotidianas también ayudan mucho; por ejemplo, comer en familia, ajustar el tamaño de las raciones a la edad del niño, realizar cinco comidas, no picotear…

¿Es la obesidad una enfermedad hereditaria?
Se calcula que el factor genético es solo responsable del 25% del peso, y los condicionantes externos, del otro 75%. Lo que ocurre más bien es que se adquieren una serie de costumbres y hábitos de nuestros progenitores.

¿Se regulará su peso cuando pegue “el estirón”?
Cuando la obesidad se inicia entre los seis meses y los siete años de vida, el porcentaje de los que seguirán así de adultos es del 40%, mientras que cuando se inicia entre los 10 y los 13 años, las probabilidades son del 70-80%. El número de células grasas en el cuerpo humano, ya sea delgado u obeso, se establece durante los años de adolescencia, por eso no representa ninguna ventaja y sí muchos inconvenientes esperar a que el niño con sobrepeso llegue a la edad adulta para tratarlo. Debemos cuanto antes inculcar unos hábitos de vida saludables.

¿Se puede detectar la obesidad en edades tempranas?
Durante el primer año un recién nacido triplica su peso (en términos redondeados) y a partir del segundo año de vida su índice de masa corporal disminuye para aumentar nuevamente en el periodo conocido como de rebote adiposo (4 a 8 años); en los niños en los que el rebote aparece más pronto hay un mayor riesgo de obesidad persistente. Por eso es importante pesar y medir a los niños cada 6 meses y seguir la evolución de su curva de crecimiento.

¿Cuáles son las consecuencias de la obesidad en los niños?

  • Problemas con los huesos y articulaciones
  • Fatiga excesiva tras el ejercicio
  • Alteraciones en el sueño
  • Madurez prematura. Las niñas obesas pueden entrar antes en la pubertad, tener ciclos menstruales irregulares, etc.
  • Hipertensión, colesterol, y enfermedades cardiovasculares
  • Alteraciones silenciosas del metabolismo (hígado graso, resistencia a la insulina, dislipemias) que predisponen a enfermedades más serias que por lo general se desarrollan en la vida adulta
  • Desánimo, cansancio, depresión, decaimiento.
  • Baja autoestima, aislamiento social, discriminación.
  • Trastornos que derivan en bulimia y anorexia nerviosas
  • Manifestaciones en la piel: estrías, acné más severo, zonas negruzcas en los pliegues (acantosis nigricans)
  • Ocurrencia de diabetes

¿Debe implicarse la familia en el tratamiento de un niño obeso?
Sí, toda la familia debe participar. El éxito reside en que toda la familia adopte hábitos más saludables, después de todo, seguir una dieta sana y realizar más ejercicio físico es bueno para todos y la investigación sugiere que la participación de la familia tiene un efecto significativo sobre el control de peso en la infancia.

¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a hacer ejercicio?
Requiere dedicación y esfuerzo, pero es posible. Puede parecer una batalla perdida conseguir que nuestros hijos abandonen las videoconsolas, Internet o la televisión, pero los hechos son simples, si los niños consumen más calorías que las que queman, poco a poco las irán acumulando en forma de grasa.

Es recomendable asociar dos objetivos complementarios: llevar a cabo una actividad física programada (natación, fútbol, baloncesto, hockey, etc., dos o tres veces en semana) y aumentar el ejercicio cotidiano, es decir, reducir las actividades sedentarias (ir andando al colegio, pasear, no utilizar siempre el ascensor…). Planear actividades familiares que conlleven ejercicio y diversión: excursiones, volar una cometa, patinar, paseos en bicicleta, juegos de pelota en áreas recreativas municipales….

Imagen: alimentos-ricos.net

Esta entrada es original del blog “Komo-como” de Regina Martínez.