La dieta mediterránea es una filosofía de vida, es un conjunto de hábitos alimentarios que siguen como tradición los habitantes que viven cerca del mar Mediterráneo. Múltiples investigaciones nos hablan de que las personas que llevan una dieta mediterránea, disponen de un protector de muchas enfermedades y ayuda a mantener un cuerpo sano y joven durante mucho tiempo. Es aquella que nos proporciona de manera natural: frutas, verduras, legumbres, hortalizas, pescados, lácteos fermentados, aceite de oliva virgen y en cantidades moderadas, frutos secos y vino.

Sin embargo, los nuevos estilos de vida han provocado que se abandonen determinados hábitos de alimentación saludables que durante años han formado parte de nuestra historia y tradición. En la sociedad actual, los desequilibrios y desajustes alimentarios están relacionados con la aparición de un gran número de enfermedades. La falta de tiempo para cocinar, el ritmo de vida actual, la incorporación de la mujer al trabajo y la enorme oferta de alimentos, hace difícil la toma de decisiones adecuadas, lo que conduce a que muchas personas no sigan una alimentación equilibrada, y por tanto, no ingieran todos los nutrientes que necesitan o las cantidades adecuadas. También hay determinados grupos de riesgo o situaciones especiales en los que pueden ser necesarios un aporte extra. Debido a todas estas causas surgen los alimentos funcionales.

¿Qué son los alimentos funcionales?
Son alimentos naturales o elaborados que confieren al consumidor una determinada propiedad beneficiosa para la salud. El mecanismo que transforma un alimento en otro funcional puede ser:

  • Adición de un componente nuevo. Ejemplo: alimentos prebióticos y prebióticos
  • Sustitución de algún componente. Ejemplo: productos lácteos con ácidos grasos omega-3
  • Eliminación de un componente. Ejemplo: leche baja en lactosa
  • Aumento de la concentración de un componente. Ejemplo: leches enriquecidas en calcio
  • Aumento de la biodisponibilidad de un nutriente. Ejemplo: leche desnatada con vitamina D

Os voy a mostrar un listado de algunos alimentos funcionales (hay unos 200 tipos) para que sepáis reconocerlos:

Tipos de alimentos funcionales

  • Lácteos: leche digestiva o baja en lactosa, leches enriquecidas en vitaminas y/o minerales, leche desnatada con fibra soluble, leche con jalea real, leche modificada en grasa: Omega 3, lácteos bajos en grasa, leches infantiles (con ácidos grasos, con vitaminas y minerales), probióticos: yogur y leches fermentadas, yogur con fitoesteroles (para el colesterol), yogures enriquecidos (con calcio, con vitaminas A y D)
  • Cereales: cereales de desayuno fortificados, cereales integrales, barritas energéticas
  • Bebidas: zumos y bebidas enriquecidas (con vitaminas y minerales), bebidas estimulantes, bebidas isotónicas
  • Huevos: huevos enriquecidos con ácidos omega-3
  • Carnes y derivados: fiambres bajos en sal, jamón cocido bajo en grasas, derivados cárnicos funcionales
  • Grasas: margarina enriquecida, margarina rica en fitoesteroles
  • Condimentos: sal yodada

Los alimentos funcionales consumidos dentro de una dieta equilibrada y acompañados de un estilo de vida saludable, ofrecen la posibilidad de mejorar la salud y prevenir ciertas enfermedades, pero hay que evitar abusar de ellos buscando un efecto preventivo, que pueda ocasionarnos a la larga consecuencias negativas.

Y recordad que la dieta mediterránea sigue siendo la mejor opción para prevenir la enfermedad y gozar de buena salud.

Esta entrada es original del blog “Komo-como” de Regina Martínez.

Imagen: paolocavacece.it