Ayer fuimos a Cubo de Don Sancho (Salamanca). Los padres de mi amiga Esther nos han invitado a las fiestas del pueblo en honor a Santa Teresa, así que hemos cogido el coche y, en 45 minutos desde Salamanca, nos hemos plantado allí. Curiosa la historia de un pueblo llamado así (Cubo de Don Sancho) por una torre que tiene forma de cubo y que perteneció, hace ya varios siglos, a un noble cuyo nombre era Don Sancho.

El padre de Esther, diácono del pueblo, nos ha explicado los pormenores de la ubicación, historia y evolución del sitio que ha ido recopilando, a modo de buen cronista, durante años de documentación e investigación sobre el terreno (es decir, dando pávulo a los recuerdos de los más mayores del lugar).

Terminamos el “paseo turístico” y nuestro improvisado guía se despide dejándonos en la plaza del pueblo que cuenta con tres bares. Allí, nuestros amigos Esther y Antonio, se reencuentran con amigos de “Cubo” que han organizado una velada de las que siempre gusta participar: han comprado un jamón (perdón, un excelentísimo señor JAMÓN ibérico) y un noble queso y los van a degustar acompañándolos de unas cervezas en el reservado de un pequeño bar en las “afueras” del pueblo. Lo mejor de todo y, a mi entender, de lo que más orgullosos se sienten, es que su amigo Juan va a ser quien corte el jamón.

Juan es cortador profesional de jamón y, en cuanto llega al reservado, saca sus herramientas sin más preámbulos y procede al noble arte de lonchear el jamón. Sus manos y cuchillos se mueven con la rapidez y pericia que sólo tienen los que conocen al dedillo la fisonomía de un jamón. Y ,sin dudar, limpia el jamón con tres o cuatro cortes dejándolo presto para recibir el primer ataque con el afilado cuchillo de lonchear. Las lonchas salen limpias, con el grosor milimétrico y con la proporción justa de carne y tocino que hacen de este manjar algo exclusivo. Y Juan lo hace con arte y sin alardes, disfrutando del momento con sus amigos…

Juan Moro Hernández
Tfno: 689311838
juanmohdez@hotmail.com

Esta entrada es original del blog “No consigo cocinar” de Alberto Blanco.