Durante el verano se cambian los hábitos de alimentación porque no tenemos unos horarios fijos. Los niños se levantan más tarde y en muchos casos se saltan el desayuno o alguna comida. Helados y refrescos para saciar la sed y combatir el calor, y patatas fritas durante una larga jornada de playa para calmar el gusanillo… Son algunos de los alimentos que toman nuestros hijos en exceso durante los meses de verano. Durante esta época del año no somos tan estrictos con la alimentación y nos despistamos un poco con los horarios. Los niños tienden a engordar en el verano y el sobrepeso durante la infancia puede ser un paso previo a la obesidad. Pero cuidar la alimentación de nuestros hijos es algo que los padres debemos considerar como un trabajo a tiempo completo. ¡No bajes la guardia en la época estival!

Las claves para combatir el sobrepeso u obesidad en el verano, son las siguientes:

  1. Se deben realizar cinco comidas al día, sin olvidar desayunos y meriendas. La ingesta de media mañana puede ser más ligera, pero no se debe suprimir. No saltarnos ninguna comida es la única manera de no pasar hambre y evitar los atracones o sobreingesta de alimentos.
  2. Hacer un desayuno completo. Esto conlleva un efecto positivo para mantener el Índice de Masa Corporal (índice del peso de una persona en relación con su altura) dentro de la normalidad. El 40 % de los niños con sobrepeso no desayunan. Un desayuno completo se compone de un lácteo (en caso de sobrepeso debe ser desnatado), fruta fresca o zumo de frutas natural y farináceos (4 galletas María, un trocito de pan ó ¾ de taza de cereales sin chocolate).
  3. Evitar consumo de alimentos entre comidas. Evitar los momentos del día y los sitios “más peligrosos”. Por ejemplo, si el deseo de comer chocolate siempre aparece por las tardes, en el tiempo de ocio, habría que programar la realización de actividades que lo mantuviera alejado de dicho alimento.
  4. Limitar el acceso a los alimentos más calóricos y menos nutritivos. Intentar no comprar aquellos alimentos que hacen perder el control tales como: “chuches”, snacks, refrescos…
  5. Saber que un zumo comercial, no sustituye a una fruta. Cambiar por zumo de frutas naturales.
  6. Aprovecha para darle frutas y verduras de temporada. Están en su punto y son alimentos imprescindibles para una dieta sana.
  7. Evita abusar de precocinados y de la comida rápida. Durante los días de vacaciones nos apetece menos cocinar, pero hay que hacer un esfuerzo por no recurrir a este tipo de alimentos. Su salud te lo agradecerá. Intentar comer de una forma variada. Piensen que cuánto más colores, más completa será su alimentación.
  8. Tener especial cuidado con las grasas (aceite, mantequilla, nata, crema, etc). No utiliza más de tres cucharadas soperas de aceite al día.
  9. Aumentar las actividades en familia, tanto al aire libre como en casa.
  10. Limitar las horas de TV, videojuegos y juegos de ordenador a una hora como máximo al día

Y ante todo recordar “El mejor modelo para tus hijos, sois sus padres y sus familias, practicad con el ejemplo

¿Qué hacer cuando se come fuera de casa?

  • Tenemos que huir de los menús infantiles y pedir raciones pequeñas para los niños.
  • No acudir a los centros fast-food (hamburgueserías, pizzerías…), sino a restaurantes de comida tradicional.
  • Para comidas y cenas elegir alimentos frescos preparados con técnicas culinarias sencillas.
  • Pedir la ensalada sin aliñar, para hacerlo nosotros mismos. Recordar que una cucharada sopera de aceite tiene 90 Kcal.
  • Si algún día apetece paella, se puede elegir como plato único.
  • La mejor bebida es el agua, aunque de vez en cuando se puede tomar algún refresco light.
  • Pedir de postre fruta o algún lácteo desnatado.
  • Pactar un helado a la semana. Mejor los de hielo que los de crema. También podemos realizar en casa batidos de frutas con leche desnatada o sorbetes de helados descremados con casera sin azúcar.

Imagen: maskinbladet.dk

Esta entrada es original del blog “Komo-como” de Regina Martínez.