Como en el comedor de casa de toda la vida
En Vélez-Málaga, preguntar por un restaurante bueno, bonito y barato, supone encaminar los pasos hacia la calle Alcalde Juan Barranquero. Allí uno se encuentra a políticos, obreros, comerciantes que van de paso, empresarios y familias que ese día trasladan el salón de su casa al comedor de El Rubio. La variedad de su clientela lo dice todo: aquí se come bien.
No en vano llevan 35 años cocinando para la capital de la Axarquía. Fueron los padres de Antonio y Paco Reyes quienes arrancaron el negocio entonces. Paco y Caela fueron los fundadores. Ella tenía muy buenas manos para los pucheros y sabía lo que era cocinar para muchos pues procedía de una gran familia. El padre imponía la calidad de sus alimentos: carnes y hortalizas de la comarca, y pescado frito de Caleta. De ellos aprendieron la tradición del buen servicio y supieron crecer con todo lo que les habían enseñado sus padres. “Se mantienen las mismas recetas y la misma forma de trabajar“, asegura Antonio Reyes, conocedor de que su restaurante es una referencia en Vélez-Málaga y alrededores y un punto de visita obligado para muchos visitantes habituales de la localidad.
Tienen un variado menú en el que destacan los potajes, las carnes y el pescado frito. Entre los primeros, son muchos los clientes que esperan el cocido de berza, el de garbanzo con arroz o el estofado. También hay sopa de puchero o marisco.
En la lista, para los que son menos amantes de los placeres del cuchareo, se ha incorporado un plato de pasta o uno de temporada como puede ser el gazpacho. Ensaladas hay para todos los gustos.
De segundo, se puede elegir entre distintas frituras de pescado u optar por carnes cocinadas, a la plancha o guisadas. Postre de la casa, helado o frutas del tiempo para cerrar este completo menú en el que están incluidas las bebidas y el café por la módica cantidad de ocho euros.
“No tenemos días asignados para los platos. Solemos rotarlos porque tenemos una clientela muy fiel y de muchos años“, explica Antonio, quien no para de atender a sus invitados. La amabilidad es otra de las recetas que heredaron de sus padres.
La jornada comienza a las 6:30 y están dando desayunos hasta las doce del mediodía. Chicharrones, lomo, zurrapa o el típico plato veleño de aceite con bacalao. Empieza el turno de comidas y son capaces de prolongarlo hasta las 16:30. No cierra en todo el día para enganchar con la cena.
“Nuestra política siempre ha sido dar el mejor servicio, máxima calidad y buen precio”, precisa uno de los propietarios“. Para nosotros siempre ha sido fundamental no perder la referencia y no despreciar el valor de nuestra cocina”, apunta Antonio, quien recuerda cómo su madre preparaba un sencillo cocido de berza con judía verde, zanahoria y patatas o el puchero con huesos añejos y salados. “Un buen pollo y tocino fresco. Garbanzos de la zona que son muy buenos y un toque de hierbabuena“, remata la receta.
Fuera de carta hay una treintena de platos que pasan por la carne al ajillo, ensaladilla rusa, pipirrana de pulpo, salpicón de mariscos o albóndigas caseras en salsa de almendra. Son muy solicitadas las “perianas de cerdo y pollo” que son filetes empanados con perejil y ajo. Hay también salmonetes, chopos, calamar plancha, almejas o conchas finas para los aficionados a los frutos de la mar.
Afortunadamente el restaurante El Rubio es uno de esos negocios que han perdurado en el tiempo. Quizás por el mimo de su cocina y el trato personal que dan a quien cruza la puerta.
Fuente: M. Cortés