Cómo evitar una intoxicación alimentaria en verano
Cuando llega la época estival cambiamos nuestros hábitos. Una de las costumbres más extendidas en vacaciones es comer fuera de casa más a menudo. Al hacerlo, ya sea en restaurantes y bares o llevando nuestra propia comida a la playa, debemos tener mucho cuidado con ciertos alimentos que nos pueden provocar una intoxicación alimentaria. Por este motivo, el Colegio Profesional de Dietistas y Nutricionistas de Madrid (CODINMA) nos facilita una serie de recomendaciones para evitar sufrir estos contratiempos, que pueden llegar a ser graves en ciertos grupos de riesgo como niños, embarazadas y personas mayores.
– Las altas temperaturas hacen que tengamos que tener especial cuidado con ciertas comidas. Es muy importante vigilar aquellos platos que incluyan huevo y sus derivados, alimentos crudos (en especial el pescado que consumimos en tartar, tataki y sushi) y, en menor medida, marisco, pollo y nata.
– Si estamos en el exterior, debemos evitar las salsas derivadas del huevo (mayonesa, salsa tártara, salsa rosa…) e intentar sustituirlas por aceite de oliva para aliñar los platos. También podemos utilizar otros ingredientes como zumo de limón, vinagre o mostaza para dar sabor.
– El contacto con alimentos crudos o con utensilios (cuchillos, tablas de cortar, trapos) puede contaminar los platos ya cocinados. Es esencial lavar todos los objetos y utensilios cada vez que les vayamos a dar un nuevo uso y es recomendable cambiar la bayeta por papel de cocina, para poder desecharlo después de limpiar.
– Los alimentos que no consumamos inmediatamente o las sobras que queramos guardar deben mantenerse en calor (por encima de 60ºC) o en frío (a 7ºC como máximo), pero nunca a temperatura ambiente. Así evitaremos que se estropee y que insectos y bacterias proliferen.
– No es recomendable comprar comida a vendedores ambulantes y puestos de comida que no cumplan los requisitos de seguridad de manipulación y conservación de los alimentos. Sin el debido control sobre estos procesos es imposible saber si la comida que vamos a ingerir está en un estado óptimo o no.
– Fijarnos en la cantidad de clientela que acude a un local determinado nos puede dar muchas pistas. Una gran afluencia de clientes en un restaurante suele determinar que el género es fresco y se repone de manera asidua.
– Cuando pidamos marisco, es preferible que sea a la plancha, cocido o sometido a la acción del calor a través de cualquier técnica de cocinado. Evitar tomarlo crudo es una manera muy sencilla de evitar estas infecciones.
– Si viajamos a determinados países, es preferible beber siempre agua embotellada y pedir que se abra en nuestra presencia. La composición del agua y su tratamiento no es el mismo en todo el mundo y algo tan sencillo como un vaso de agua puede provocarnos varios días de indisposición.
– Siempre que podamos es recomendable sustituir las tartas con nata y cremas por frutas de temporada o elaborados como batidos, smoothies, granizados o helados. Las natas y otros derivados lácteos se cortan fácilmente con el calor y la exposición al sol.
– En el caso de caer en una gastroenteritis aguda, las medidas dietéticas que debemos adoptar son: ayunar durante las primeras 24 horas y consumir suero de rehidratación oral (las bebidas comerciales para deportistas no sirven en estos casos) y seguir una dieta blanda hasta que la infección termine. Los alimentos permitidos en una dieta blanda son el arroz, la pasta, el pescado (a la plancha, hervido o en sopa), la tortilla, la patata hervida, la manzana cocida y los yogures naturales (azucarados o no).