Robert Parker
es uno de los críticos de vinos más famosos. De su olfato, gusto, vista y puntuación se elabora una lista que sirve como referencia internacional para conocer la calidad de un caldo. En una escala del 50 al 100, Parker puntúa los vinos según su apariencia, aroma, buqué, sabor y acabado y potencial o según su nivel de calidad global. Hay bodegas que incluso preparan vinos especiales, que son denominados parkerized o en español parquerizados para obtener una buena puntuación en la escala Parker (The wine advocate).

A menudo que los caldos tengan un precio elevado y una alta puntuación supone el éxito asegurado de la cosecha. La mayoría de los lectores podrían pensar que a partir de un 70 u 80 los precios de los vinos son desorbitados e inaccesibles para cualquier ser humana de a pie. Podríamos incluso pensar en un sibarita en su casa fumando un puro escuchando algún disco en su equipo de música sentado en su diván y con una copa de balón llena de un oloroso manjar líquido de color rosado, tinto, negruzco o blanco siendo balanceado lentamente en forma circular.

Un sorbo, una calada al puro; puro al cenicero, copa en la mesa de cristal y The Financial times entre las manos para ver las últimas. Ahora, olviden esta imagen e imaginen un vino de 1’5 euros que se vende al lado de otras marcas de las que habitualmente, de jóvenes, hemos utilizado para aliñar con algo de refresco blanco, de limón o de naranja. Imaginen ahora que llega Parker, pilla este caldo, lo degusta y le da un 90 en su escala… Exactamente esto es lo que ha pasado con un vino blanco genérico de A Rúa (Valdeorras – Ourense), el Rúa cosecha 2010, un vino básico, elaborado con la uva palomino (también conocida como jerez).

La elevada puntuación la anunció el enólogo Julio Ricarte, de la bodega cooperativa de Virgen de las Viñas, que aglutina a unos 600 socios de la comarca. “Nos están empezando a llegar pedidos de todo el mundo”, explicó Julio Ricarte. No obstante, esta demanda no es extraña para una marca que se consigue en el supermercado pagando 1,50 euros por botella. “Compitió con los vinos más caros del mercado en la categoría de blancos”, ha expresado el experto.

Ricarte añadió que el godello que exportan a Estados Unidos, Tempestad, obtuvo 92 puntos, una puntuación también alta, pero no tan extraña para los caldos elaborados con este tipo de uva. Una botella del godello cuesta  3,5 euros. Estos precios son notablemente más baratos que los 7 y 38 dólares, respectivamente, que pagan los americanos, tras cargar los portes, impuestos de aduanas y otros gastos.

La diferencia de tarifas no influyó en el interés mostrado por los consumidores de Estados Unidos, que aumentó las previsiones de ventas de 40.000 a las 150.000 botellas de Rúa, un número muy superior a las 25.000 botellas de godello, cuya cosecha fue muy reducida.  “Ahora, también nos piden el tinto genérico desde Estados Unidos“, afirmó Julio Ricarte, que atribuye a las características de Valdeorras el éxito de estos caldos.

Imagen: Cooperativa Rua