Del huerto directo a casa
Los pequeños municipios de la Serranía de Ronda se caracterizan porque mucha de sus casas tienen amplios patios o sus vecinos poseen parcelas de terreno para poder tener un pequeño huerto. Es habitual verles en estas fechas cultivando con gran esmero sus hortalizas, que tienen como principal destino los pucheros de su propia casa o los domicilios de familiares y amigos. No obstante, no todos tienen esta posibilidad. Y es aquí cuando los denominados huertos sociales hacen su aparición. En la localidad de Arriate ya se encuentra funcionando desde el pasado mes de mayo esta iniciativa, que ha sido promovida por el Consistorio de la localidad, y que cuenta en estos momentos con 19 parcelas cultivadas, aunque para el próximo año se tiene previsto que se amplíen a 28, según explicó el alcalde del municipio, Melchor Conde.
Cada tarde la parcela que tiene arrendada el Ayuntamiento para este fin, que se encuentra situada en el camino del Marqués, se llena de hortelanos. Unos noveles y otros ya con una dilatada experiencia en esta práctica. Son principalmente mayores los que han solicitado tener derecho a una parcela, aunque también hay destinadas a la agricultura ecológica y a personas paradas sin ingresos. Allí se puede encontrar casi de todo. La variedad de especies plantadas es tan grande que se pueden comparar con el abanico que puede existir en cualquier mercado. Pimientos, cebollas, tomates, calabacines, sandías, melones, habichuelillas, batatas, patatas… Eso sí, con la garantía de ser totalmente naturales.
Entre charla y charla los hortelanos van recordando historias o dando consejos a los compañeros que son novatos en la ciencia de plantar un huerto y que dé frutos. Y una vez criados toca saber cuándo se recogen. Es entonces cuando aparecen teorías de distinto tipo como las relacionadas con el momento adecuado para coger una sandía y que ya esté en su punto de curación adecuado. En este caso la teoría más extendida hace referencia al sonido que ofrece cuando se le dan unos golpes. Aunque otra cosa es saber interpretar la respuesta que ofrece esta fruta.
Entre los veteranos está Juan Rueda que, a sus 67 años, vuelve a tener huerto tras permanecer unos diez sin poder hacerlo, desde que vendieron las tierras que heredaron de su padre. Ahora está encantado con la idea del Ayuntamiento. “Me gusta mucho y cuando me enteré solicité una parcela”, dice mientras sigue amarrando sus tomateras. Mientras tanto, hermanos y vecinos esperan el resultado de una cosecha que parece prometedora.
A pocos metros se encuentra la cara opuesta. Francisco Higuero reconoce que es la primera vez que utilizaba un escardillo. “Es la primera vez que planto un huerto y me gusta mucho”, afirma. Eso sí, la primera vez parece que las patatas no han terminado de cuajar lo necesario, no obstante, se siente muy satisfecho con su primera cosecha. “Con las bolsas que he sacado ya me he ahorrado para pagar todos los gastos que he tenido”, explica Francisco, que cuando solicitó la parcela se encontraba parado. Ahora tiene casi todas las verduras y hortalizas que consume su familia garantizadas con su propio esfuerzo. No obstante, no todo es fácil, y es que el número de adjudicatarios requiere de una organización mínima para establecer los horarios de riego y unas normas de funcionamiento, ya que, como ellos mismos reconocen “somos muchos y siempre surgen cosillas que tenemos que arreglar”.
Fuente: Javier Flores, Málaga Hoy