Ingredientes:
– El trozo de morcilla que tienes en el frigorífico
– La cebolla de la que siempre te acordabas cuando ya habías terminado de hacer un guiso.
– La bolsita con piñones
– Dos huevos
– 2 cucharadas de aceite

Preparación:
Pela la cebolla y córtala en tiras (juliana, para los expertos). Pon en una sartén el aceite con la cebolla y sofríela hasta que esté muy tierna. Desmenuza la morcilla una vez retirada la piel y agrégala a la sartén. Añade también los piñones. Sofríe durante dos minutos. Incorpora los huevos a la sartén con cuidado de que no se rompan las yemas. Mueve las claras hasta que estén cuajadas y, al final, rompe las yemas, dale unas vueltas. Presenta rápidamente en el plato antes de que las yemas se cuajen completamente. Disfruta de la untuosidad y del sabor de este plato.

Nota: Este plato no necesita sal para mi gusto, ya que la morcilla le aporta la salazón. No obstante, si quieres ponerle sal, te aconsejo que lo hagas durante el sofrito de la cebolla. En cuanto a los piñones, a mi entender, es el fruto seco que mejor le va a la morcilla. Sin embargo, puedes utilizar nueces, avellanas o cualquier otro fruto seco.

Esta receta es original del blog “No consigo cocinar” de Alberto Blanco.