Dulce tentación de Semana Santa
No sólo de procesiones vive el hombre en Semana Santa. Con la llegada de esta celebración las calles se llenan de gente que busca un hueco entre la multitud para ver lo más cerca posible a las hermandades que sacan en procesión a sus imágenes, el incienso se confunde con el perfume del azahar, los tambores y cornetas suenan sin cesar… Y los paladares más golosos disfrutan con los postres propios de esta época.
Pestiños, gachas, roscos y la reina de los estantes de las confiterías, la torrija, avivan el apetito de los más golosos. Todos comparten un rasgo: su método de preparación culmina con la fritura. Sin embargo, también tienen varias diferencias ya que en las torrijas el protagonista es el pan duro, los pestiños se hacen con mucho aceite y matalahúva, a las gachas se les añade leche y para preparar unos buenos roscos son imprescindibles los huevos.
Muchos de estos dulces han recorrido un largo camino hasta llegar a las pastelerías. Su origen, como en el caso de las torrijas, se remonta a finales del siglo XV, cuando empezaron a elaborarse en los conventos. De ahí a cocinarse en las casas y venderse en confiterías sólo hubo un paso. De siglos.
En Córdoba cualquiera de estos establecimientos, desde los más modernos a los más tradicionales, ofrece ahora estos dulces . Junto a los bombones, cañas, palmeras y tartas de vivos colores, en los refrigeradores de la Pastelería Paccio, abierta hace unos meses en la calle Concepción, los compradores pueden encontrar torrijas, gachas, roscos y pestiños. Una de las dependientas de este comercio, María Belén Cuenca, explica que hay más demanda en esta época debido a que estos dulces llaman la atención de turistas y cordobeses.
Los primeros se interesan por los postres típicos en Semana Santa y se atreven a probarlos y los segundos esperan ansiosos la llegada de esta celebración para consumirlos un año más. Aunque gustan tanto a niños como a jóvenes y mayores, Cuenca asegura que son los adultos los que más compran.
También aparecen estos dulces en la Pastelería San Rafael, donde María Alonso, una de sus dependientas, expone que muchos clientes preguntan cómo se hacen “pero tampoco les podemos dar muchos datos”. Desde 1940, año de la fundación de este establecimiento ubicado en la plaza de San Miguel, el pastel cordobés -especialidad de la casa- comparte su espacio en Semana Santa con torrijas, pestiños y gachas. De ellos, la torrija, además de la más típica, como señala Alonso, es la más vendida, en parte debido a que tiene dos variantes: rebozada en azúcar o en miel.
Sin duda alguna el resto del año estos postres se pueden elaborar en casa, pero qué duda cabe que es en estas fechas cuando se saborean con más ganas. Por algo son una dulce tentación que surgió para evitar el consumo de carne, un hábito que los católicos tienen prohibido todos los viernes de Cuaresma y el Jueves y Viernes Santo.
Fuente: Á. Alba, El Día de Córdoba