El bocado más caro para KFC
La cadena de comida rápida Kentucky fried Chicken, KFC, ha sido condenada a pagar 6,2 millones de euros a una niña que sufrió daños cerebrales irreparables debido a una salmonelosis que se complicó, y que la pequeña sufrió tras comer un Twister de pollo en uno de los restaurantes de la franquicia en Sidney. La niña Monika Samaan se intoxicó en el año 2005 cuando tenía 7 años y pasó seis meses en coma. Tras despertar las lesiones en el cerebro le afectaron en la capacidad de habla y además le provocaron una cuadriplejía espástica. En el juicio, celebrado en 2010, el padre de la menor declaró que él, su mujer y otro hijo de la pareja tuvieron que ser ingresados en un hospital tras compartir el plato de su hija. La Corte Suprema del estado de Nueva Gales del Sur en Australia ha dado la razón a la familia y ha ordenado a KFC al pago de la indemnización y de los costes del proceso judicial.
La familia ha expresado en un comunicado el alivio por la decisión del juez, ya que “los severos daños cerebrales de Monika y su severa discapacidad han agotado sus limitados recursos”. “Monika es hoy una chica grande y la familia encuentra cada vez más dificultades para levantarla y cuidar de sus necesidades básicas a la vez que cuidan de sus hermanos“, ha asegurado el letrado de la familia. La cadena ha anunciado que recurrirá la sentencia ante el Tribunal Supremo.