El cóctel que se apoderó del verano
Es la bebida de moda, el cóctel que se ha apoderado de las barras de los pubs y las salas de las discotecas. La forma de beber ha ido evolucionando y un producto que la alta gastronomía rescató del ostracismo ha llegado para quedarse. El auge que está viviendo la ginebra en España no es fruto de la casualidad. Refrescante, Digestiva, chispeante y unas excepcionales condiciones para el maridaje lo han hecho apetecible a los paladares más exigentes.
La gama de ginebras premium en el mercado cada vez es mayor. Es una bebida chic y con glamour. Tanto es así, que hay quien habla de “diseñar una ginebra a medida” o “saber vestirla para que luzca”. Lo más común es tomarla en la sobremesa, como digestivo o en la noche como compañera de una charla distendida, pero dicen los entendidos que también es apta para acompañar ciertas comidas y que es sorprendente cómo casa con el queso curado.
Si hasta hace diez años el ron o el whisky eran las bebidas preferidas por los varones, ahora también ellos, en su búsqueda de lo actual, se lanzan a este long drink donde importa más la calidad que la cantidad. Es una bebida para degustarla lentamente y llena de matices. Cada ginebra tiene su propio universo de sensaciones y cada ginebra requiere una tónica y un aderezo determinado. De la tradicional rodaja de cítrico (lima, limón, naranja) se ha ido pasando a elementos mucho más sofisticados y ha sido paulatinamente desplazada por la piel, que es mucho más elegante y cede el aroma sin contaminar el sabor.
Los frutos rojos empiezan a abrirse camino para paladares que gustan más de lo exótico y son menos puristas. El pepino, el enebro, el grano de café, el regaliz o la menta son otros de los aderezos que pueden potenciar el sabor de una ginebra según sus destilaciones. Una bebida estilosa y de moda que hará las delicias en estas plácidas noches de verano. Es de lo más popular entre las celebridades y los amantes de la alta gastronomía pero es además compañera de distendidas charlas veraniegas, de relajadas lecturas y testigo impertinente de confidencias. Se inventó para curar heridas. Hoy día relaja penas y arranca sonrisas.
Fuente: Cristóbal Santos | Efe