El nuevo compañero del aperitivo
Un poco de bitter Aperol, otro poco de champán italiano Prosecco, un golpe de soda y su acompañamiento con rodajas de naranja. Ésa es la formula del Spritz, una bebida que causa furor en Italia y que ahora se sirve en las terrazas cordobesas más exclusivas. Con una graduación leve de 11 grados, el cóctel es idóneo para consumir en estos días acompañado de un aperitivo.
Ni descubrimientos casuales ni preparación exhaustiva por parte de algún chef histórico. El origen de esta bebida se remonta a las antiguas Guerras Púnicas cuando “los romanos daban a sus soldados una bebida revitalizante, que en realidad era un primitivo spritz hecho con un vino muy fuerte y agua”, comenta José Antonio Rubio, el encargado del Espriz, un local especializado en servir este cóctel. Eso sí, con el tiempo la receta original se ha ido modificando hasta alcanzar el aspecto y sabor actual.
Su color anaranjado y su sugerente presentación lo hace apetecible a cualquier hora. Sin embargo el spritz tiene su propio momento del día para consumir, según la costumbre que han impuesto los italianos de las zonas de Treviso y Padua, los grandes consumidores y explotadores de esta bebida Aperol. “La primera vez que se introduce el spritz se hace como un aperitivo”, explica Rubio. De esta manera, en los locales como el Espriz la bebida se sirve y a la vez se ofrece una barra libre de aperitivos y canapés. Aunque como no podía ser de otra manera, en el local de Rubio también se ofrece comida típica cordobesa. Sea como fuere, el consumo de esta bebida es una buena alternativa para “abrir el estómago”, como dice Rubio, tanto durante el día como también por la noche. De todas maneras el momento en que más registra Rubio el consumo de este líquido anaranjado es al atardecer. “En realidad el spritz como aperitivo equivaldría al vermut o al Martini”, explica el barman.
El atractivo exótico del spritz se suma al de su precio, unos dos euros. “Es muy barato con respecto a algunas zonas de Italia, donde lo ponen por ocho euros”, comenta Rubio. A pesar de su democrático coste, el spritz también cuenta con un toque exclusivo. “Al ser un aperitivo, los que principalmente lo consumen son gente de clase media-alta, grupos de amigos que se reúnen o personas que salen de trabajar de la oficina o el despacho” señala Rubio.
El nombre de spritz va tomando forma con el tiempo. Así, podría considerarse un nuevo producto amparado por la fuerza de una publicidad que incita a convertirlo en el nuevo compañero del aperitivo, mientras que su uso lo reafirma como una bebida glaoumurosa traída de la siempre bella Italia. Un posible éxito empresarial o un tesoro gastronómico que de momento sólo unos pocos conocen.
Fuente: C. Rodríguez Venzalá, El Día de Córdoba