El poder antioxidante de las palomitas
Siempre ha existido el mito de que las palomitas resultan un complemento en la dieta bastante indeseable para mantener el peso. Los que creen al 100% en el poder de engorde del resultado de la explosión del grano de maíz incluso se quitan el placer de chascar un buen cartucho de palomitas en el cine. Al menos consiguen un doble beneficio: no engordan y no tienen que ingeniárselas para eliminar de los dientes el siempre esquivo y molesto corazón de esa especie de nubecilla blanca comestible. Pero, ¿y si se equivocan al no comerlas? ¿y si algunas frutas y verduras tuviera menos poder antioxidante que las palomitas?. Esto es precisamente lo que sostiene un grupo de investigadores de la Universidad de Scranton, en Pensilvania (EEUU). El grupo de trabajo, liderado por el científico Joe Vinson, ya fue pionero en analizar los componentes saludables del chocolate o las nueces, ha desvelado que las palomitas de maíz contienen un determinado tipo de antioxidantes, los polifenoles, en cantidades superiores a las que presentan muchos vegetales. Así, las palomitas, con tan solo un 4% de agua podría contener un poder antioxidante más elevado que los saludables verdes que tienen un 90% de agua en su composición. Esto hace que la cantidad de polifenoles que se encuentra en las palomitas de maíz sea de hasta 300 miligramos por porción, en comparación con los 114 miligramos que tiene una porción de maíz dulce, y los 160 miligramos que tiene una porción de fruta. De hecho, este alimento representa el 13% de la dieta media de polifenoles por persona y día.
El grupo también ha concluido que esa piel de la que hablábamos líneas arriba, y que los más remilgados se afanan por evitar a cualquier precio, es la parte de la palomita con mayor cantidad de polifenoles y fibra. Sin embargo, Vinson advierte que las palomitas, según su manera de hacerlas, pueden convertirse en una pesadilla nutricional. De la misma manera incide en el hecho de que las rápidas y célebres palomitas de microondas contienen el doble de calorías porque alrededor de un 43% del contenido es grasa en comparación con un 28% que queda al cocinar uno mismo el maíz.
Pese a los resultados el grupo reconoce y hace especial hincapié en que el maíz transformado no es un sustituto de frutas y verduras frescas, ya que estas constituyen la base de una dieta saludable y equilibrada por sus vitaminas y nutrientes.