Hace unos días me llegó una información, en la que se aseguraba que los genios de Adobe habían inventando una especie de Photoshop, con el que, en vez de retocar fotografías y hacer toda una serie de peripecias para conseguir efectos, quitar ojeras, reducir los ojos rojos, hacer blancos y negros, sepias y aberraciones (o no) varias, podías jugar a ser cocinero con una plataforma y ambientes parecidos a los del célebre programa. Supuestamente el programa, llamado Adobe Photoshop Cook, permitía cocinar un plato virtualmente desde principio a fin. No me parecía demasiado descabellado al recordar ejemplos de otros maestros de la cocina virtuales.

Me dispuse a buscar información y encontré un vídeo bastante bien conseguido y con buena calidad, que parecía ser un tutorial del Adobe Photoshop Cook. Pasados los primeros segundos pude comprobar que se trataba de una guía de un programa que por desgracia no existe. En los créditos finales de la pieza audiovisual, aparece un nombre, el de su creadora: Maya Rota Klein. Se trata de una artista conceptual italiana que confeccionó este proyecto para el Adobe You GC, un concurso creado para que cualquier artista o amateur envíe creaciones bien referidas a alguno de los productos de la marca, o bien realizados con los mismos.
El vídeo está tan bien realizado y montado que deja el anhelo de probar el Photoshop Cook presentado por Maya. Esta creadora genera magistralmente una atmósfera muy Photoshop, usando como fondo una tabla de trabajo de una cocina. Sobre la misma, posteriormente, se trabajaría, si existiera, con los productos que darían corpus al plato que uno quisiera crear.

Analicemos como sería ese Photoshop. En primer lugar, habría que crear un documento como con el programa original. Al pulsar Nuevo Documento, aparecerían varias opciones: plato, ensaladera (terrina), olla, salsera, bandeja o bandeja para pan. En el tutorial la autora se decide por una terrina. Tras seleccionar el peculiar documento de creación gastronómica, el Photoshop Cook ofrecería como equivalente a las capas, filtros, y opciones de mejora fotográfica varias, una serie de alimentos con los que rellenar el recipiente (documento). Así, existirían platos principales, platos secundarios, entrantes, dulces (postres) o comidas étnicas. En esta ocasión la artista se decide por elaborar un dulce. De esta manera, la artista imagina un despliegue de opciones que se elegirían para elaborar el plato.  Elige harina, huevos, mantequilla y azúcar. El programa imaginado da la opción de regular mediante niveles la calidad, el modo y la cantidad de productos. Una vez seleccionados, voilá, los ingredientes seleccionados se añadirían en el recipiente.

Tras esto, en la barra de herramientas se podrían seleccionar como la palabra indica diferentes herramientas. En esta ocasión herramientas temáticas: utensilios para cocinar. Entre las herramientas se podrían utilizar espumaderas, cubiertos de madera, cazos… la italiana utiliza en esta ocasión un batidor de mano, que tras colocarlo cerca de los ingredientes conseguiría mezclar rápidamente los ingredientes consiguiendo una masa uniforme.

Una vez conseguida la masa, se acudiría la ruta Archivo, y Esconder (hide). Mágicamente el utensilio sobre el que se había trabajado desaparece y queda vacío. Tras este utensilio, un rodillo de madera. Aplastar, pasar una y otra vez, una y otra vez y conseguir una capa redondeada de masa. Ahora toca utilizar un equivalente al creador de formas del Photoshop. En este programa se convierte en un molde metálico con diferentes formas. Corazones, estrellas, medias lunas y polígonos diversos.  Ahora toca la misma operación de Archivo y esconder y mágicamente desaparece lo no seleccionado con los moldes. ¡Mágico!. Ahora, cortar, nuevo archivo y se busca bandeja de horno. Se pega sobre el nuevo recipiente, se rellena con frutos secos y ahora, por supuesto toca cocinar la imagen. Un toque y la pasta cortada y puesta en una bandeja se convierte en galletas horneadas y lista para ser comidas (con la vista claro). Sólo faltaría un detalle, guardarlas; Guardar como y listo. Tus galletas registradas.

Si este programa existiera realmente, no serían pocos los que lo compraran. Visto lo visto, tendría muchas ventajas: no se ensucia la cocina, no huele (ni bien, ni mal) al cocinar, se puede deshacer la mezcla, y si se quiere cambiar; también podrías innovar con diferentes ingredientes, recetas y tipos de comida, o servirte de modelo para luego llevarla a la realidad. Sería el simulador de los cocineros. Maya, emula cómo podría ser el programa, y aunque no sea real, por ahora, deja muy buen sabor de gusto y permite a nuestra mente volar libre. En el futuro, y si alguien se atreve, tiene dinero y ganas, igual sea una realidad.