La deliciosa ruta de las especias
Con los ojos cerrados es posible recorrer esta particular ruta, guiándose por el aroma de las especias y otras plantas concentradas en cestillos de tela. Doblando la esquina de la Catedral no pasan inadvertidos los puestos tradicionales y los pequeños comercios que forman el bazar granadino de las especias.
Los misterios y las utilidades de las hierbas aromáticas son tantos como las variedades. Andrés Pérez es dueño de uno de los tenderetes, que lleva abierto casi medio siglo, todos los días de la semana. “Es un negocio familiar que fundó mi abuelo y ahora nos hacemos cargo mis hermanos y yo. Enviamos nuestros productos a otros países desde la Alpujarra, que es el centro de elaboración. En concreto, además de este puesto, en esta calle mi hermano abrió otra tienda recientemente”. Parece que la ruta de las especias se ha globalizado.
Pérez desvela alguno de los encantos de las hierbas y frutas deshidratadas que más llaman la atención de los clientes. Hay sabores para todos los gustos. “Entre nuestras 60 variedades de tés hay preparados para mejorar la salud, como el anís estrellado o las zahareñas para el dolor de estómago, el sanguinario que, pese a su nombre, sirve para mejorar la circulación, o el matalauva y la manzanilla para mejorar la digestión de los niños. Los clientes confían en estos remedios naturales”. Además de los que tienen propiedades curativas, hay tés sin teína, para los que no quieran demasiada estimulación, como el rooibos de limón o de chocolate y menta; y los hay afrodisíacos, para los que quieran animarse un poco más, con canela, menta, rosa, eterococo, caramelo o vainilla. Los especiales con leche: el té paquistaní y el té fuente de los deseos. Y una recomendación para los estudiantes: en periodos de estrés no deben olvidar tener a mano una buena taza de combinado de tila, melisa, menta, rosa y azahar.
Después de deleitarse con el aroma de estas hierbas, llama la atención los canastillos de una treintena de especias. Los colores del pimentón, las especias morunas, la canela, el chimichurri o las hierbas tradicionales de Granada son una fiesta para los ojos. “Son las más vendidas porque se utilizan mucho en la cocina tradicional pero también en recetas del mundo”, revela Pérez. Y junto a ellas, trocitos de kiwi, aloe vera, jengibre, naranja china, cerezas, o arándanos deshidratados con un secreto de familia, muy apreciados por artistas de la talla de Marina Heredia o el fallecido Enrique Morente.
En el puesto de al lado, Pilar Villanueva vende sabor y aroma desde hace 40 años. Su hermanastro, Francisco Tbear se unió a la ruta hace unos seis meses con un herbolario propio en la esquina opuesta: Esencias de Granada. Aquí, en bolsitas preparadas o en paquetes que el cliente puede llenar por sí mismo, hay regaliz triturado, manzanilla amarga, caléndula, olivo y castaño de Indias. En el estante de las especias se pueden encontrar hasta siete variedades de pimienta, además de otras picantonas como ají, curry, guindillas o chiles.
Pero como en cualquier camino, en éste también hay desvíos muy originales. En este herbolario además están a la venta inciensos, gel de baño, velas aromáticas, miel y jalea real, licores, melaza o tabaco y narguiles. Todo natural.
Para viajar en la ruta de las especias sólo se necesitan cinco euros, precio medio de 100 gramos de estos sabrosos tesoros, y si uno de los destinos es Granada es imprescindible llevarse su sabor: té verde, aroma de frutas, limón y azahar.
Fuente: Mª Ángeles Porcel / Granada Hoy