Los caracoles son para el verano
Después de la tormenta llega la calma y el sol y salen los caracoles, como dice la canción, a pasear sus cuernos al sol, pero en julio y agosto no hay ni tormentas ni caracoles, y es que, como bien dice el dicho, a partir de San Juan ya no se deben comer.
Pero en el mítico bar Nebraska, en la Calle Muñoz Arenilla esquina con Brasil, siguen haciendo las delicias de los apasionados de los gasterópodos, ahora también fuera de temporada. Ante la insistente demanda de turistas este establecimiento ha desafiado a la naturaleza ofreciendo este exquisito manjar, presente en la dieta humana desde la Edad de Bronce, durante los meses de verano con un sabor que sólo allí saben darle.
Según Juan Parrado el dueño de Nebraska, “nuestros caracoles y cabrillas son de los más apreciados de la ciudad y los turistas llegan ya conociendo nuestra especialidad y es lo que piden”. Así, importan la mercancia desde Marruecos donde el caracol es de mayor calidad, no utilizan tanto veneno como en España y engorda mucho más. “Ahora la bolsa nos cuesta el doble, pues conlleva un trabajo de consecución y conservación mucho mayor que en junio, la época de los caracoles. Han de quitar los caracoles vacios, meterlos en cámaras y no recibimos mercancía todos los días, sino una vez a la semana” cuenta Juan. Aún así han ofrecido durante la temporada estival y mayoritariamente a foráneos, ollas y ollas de caracoles diarias, según Juan, el bar ha disfrutado estos meses de un lleno absoluto, tal y como años anteriores, no han notado ni un ápice la crisis económica.
Y bien ¿Cual es el secreto del Bar Nebraska? Dice Juan que cocinan los caracoles de forma tradicional, los lavan y los espuman muy bien y luego los guisan unificando los sabores del poleo, la cebolla, el ajo, y las especias de caracoles en una cazuela, “el secreto probablemente esté en las excelentes manos del cocinero, Cristóbal Estudillo”.
Ya a partir del 1 de septiembre desaparecen los caracoles de la carta y comienzan a ofrecer cabrillas, también provenientes de Marruecos, pero además de por esta especialidad, Nebraska es también bien conocido por el resto de tapas cuyo recetario se ha mantenido intacto durante los 28 años desde su apertura para alegría de los fieles clientes. Carne mechá, gambas rebozadas, pavías de merluza, bombas y sobre todo los tortillones, que participarán en el corcurso ‘Tortillología’ que recorrerá el próximo mes quince establecimientos de la provincia de Cádiz, son las tapas estrella de un local, que más que lleno, rebosa, pero que ante todo merece la pena.
Fuente: Diario de Cádiz