Magdalenas – receta
Ingredientes:
– 2 huevos XL
– 200 gr de harina de repostería
– 125 gr de azúcar
– 60 ml de leche…
Preparación:
En un bol echamos las claras separadas de las yemas, ponemos una pizca de sal y batimos con energía para montar las claras a punto de nieve (o lo máximo que podamos). Si tenéis una batidora de varillas, tenéis la mitad del trabajo solucionado pero se puede hacer igualmente con un tenedor o unas varillas manuales aunque habrá que ponerle un poco más de energía al brazo y no cansarnos mucho. La idea de montar bien las claras es que entre la mayor cantidad de aire posible para que luego suban bien las magdalenas y queden muy esponjosas. Incorporamos las yemas y batimos para mezclarlas bien.
Ahora iremos incorporando el resto de los ingredientes, poco a poco y removiendo constantemente para que se integren todos en la masa. Echaremos el azúcar, la leche, el aceite, la harina y la levadura. Si podéis tamizar la harina al echarla, os facilitará que no se formen grumos. Al igual que antes, si tenéis una batidora de varillas os facilitará el trabajo pero yo en todo momento he usado un tenedor. Metemos el bol con la masa en el frigorífico durante unos 30 minutos para que se enfríe bien. La funcionalidad de enfriar la masa es que, a la hora de hornear las magdalenas, haya un mayor contraste de temperatura ya que esto ayudará a que suban mejor.
Mientras se enfría la masa, ponemos el horno a precalentar a unos 220ºC y vamos preparando los moldes. Además de los moldes de papel rizado necesitaremos unos moldes algo más rígidos puesto que el papel no aguantará lo suficiente y nuestras magdalenas podrían crecer a lo ancho más que a lo alto. Yo he utilizado unas flaneras desechables de aluminio pero también podéis usar moldes de silicona o unas bandejas de horno especiales para magdalenas que ya vienen con los huecos. Una vez enfriada, sacamos la masa de la nevera y la batimos un poco para que se quede más líquida ya que al enfriarse habrá espesado. Rellenamos los moldes entre ½ y ¾ de su capacidad y espolvoreamos un poco de azúcar por encima de cada magdalena para que se forme la típica costra dulce que suelen tener.
Bajamos la temperatura del horno a 200ºC y horneamos las magdalenas durante unos 15 minutos aproximadamente. Como siempre os digo, cada horno es un mundo así que el tiempo ideal es cuando veáis que a las magdalenas se les ha formado el copete y empiezan a estar doraditas. Una vez horneadas, las sacamos del horno y las dejamos enfriar en el mismo molde, sin sacarlas, para que la masa se asiente bien.
Si quieres ver las imágenes del proceso, pincha aquí para ver la entrada completa en el blog de Guillermo Osorio “No me comes nada“