Mamá quiero ser artista del ‘latte’
En la historia, el arte se ha ido beneficiando de difererentes técnicas, materiales y soportes para innovar. A nadie sorprende ya el arte tridimensional pintado en el suelo (Julian Beever es uno de sus máximos exponentes) y que parece salirse del mismo, ni la técnica de la arena en la luz, por poner dos ejemplos que fueron un boom en su momento. Hace un tiempo la Cadena Ser hablaba de una tendencia que está en auge en todo el mundo y que se ha convertido en un verdadero espectáculo para los consumidores y en un verdadero desafio para los artistas: el arte del latte. Se trata de una nueva tendencia en la que el arte se alía con el café, o en la que el café y los restauradores se alían con el arte.
En esta ocasión no se trata de aplicar el café como tinte para las pinturas, de pegar los granos del mismo en los diseños tipo trabajo manual con macarrones, sino de dibujar con maestría sobre la espuma de leche echada sobre el compuesto cafeínico. El arte del latte puede formar parte de la presentación de un capuchino, un café moka o cualquier tipo de café con leche. A la vez que aumenta la popularidad de las bebidas del tipo expresso, la calidad y el esmero del adorno realizado mediante esta técnica también lo ha hecho. Así, incluso emergen competiciones internacionales en las que baristas de todo el mundo compiten para demostrar sus habilidades.
La web del instituto del café Coffee Research ofrece una guía práctica sobre la que trabajar para comenzar a ser todo un artista del Latte. En primer lugar hay que tener una máquina de café expresso con vaporizador. Si se tiene dicho electrodoméstico, se puede empezar a practicar. Primero hay que vaciar una cantidad suficiente de leche en la jarra con leche fresca entera. Después, introducir la boquilla del vaporizador en la superficie de la leche, y una vez dentro abrir el vaporizador. La guía advierte en este punto de la importancia de colocar la boquilla (también llamada lanceta) de lado para permitir que la leche gire rápidamente y la espuma que se cree sea maleable. Aconsejan que al alcanzar los 40 grados (el manual te enseña a controlar la temperatura) la boquilla se introduzca a más profundidad y se siga hasta los 65 grados. Tras esto se debe sacar la boquilla y dar golpes secos en la mesa con la jarra para evitar burbujar grandes en la espuma.
Por fin, el pincel lácteo está preparado para ser utilizado. Su buena utilización depende del usuario. Para aplicar la técnica existen un par de métodos para crear. El primero consiste en manipular el flujo de leche desde un jarro y que es conocido como vertido libre. El segundo se basa en elaborar diseños con un instrumento, el etching, con plantillas, polvos y espuma de la leche. Esta es la base. La creatividad, el genio, el interés, la innovación, la imaginación y el afán artístico de cada cual harán el resto. ¿Se extenderá la tendencia al común de los hogares?, ¿tendremos algún día museos específicos de esta disciplina?, ¿contratará cada bar su propio artista del latte como exhibición y reclamo del establecimiento?, ¿quedará todo en una moda pasajera?