Masticar bien es primordial en la infancia – receta
Expertos en odontopediatría recomiendan no alimentar al niño con demasiadas comidas trituradas y preparadas ya que no les permite desarrollar la musculatura cráneo-facial. Esta alimentación limita la masticación y afecta al desarrollo de la oclusión de los molares, en particular de la superficie masticatoria de estos dientes. La infancia es un período vital para el desarrollo muscular en el crecimiento infantil. De la misma manera que se aconseja que los niños practiquen ejercicio físico para conseguir un mejor desarrollo y crecimiento de los músculos y huesos, también es importante ejercitar la musculatura de la masticación.
Los malos hábitos de alimentación y masticación explican por qué los niños necesitan en la actualidad más aparatos de ortodoncia para corregir la posición de su dentadura. Hoy en día los niños pequeños apenas tienen necesidad de masticar, porque la mayoría de los alimentos que consumen son de consistencia blanda.
Hemos pasado del pan con corteza como base de los bocadillos de los recreos y las meriendas, preparados con el pan del día anterior, al pan de molde sin corteza o a la bollería industrial. Las ensaladas preparadas con alimentos crudos o aquello tan sencillo como masticar una zanahoria han dejado paso a los purés o papillas muy tamizados evitando todo tipo de tropezones. Igual ocurre con las frutas, las más aceptadas entre los pequeños son aquellas de consistencia blanda: plátano, fresas, sandía o melón, sin embargo aquellas como la manzana o la pera les da más pereza debido a su consistencia. En la elección y preparación de las carnes tiene más puntos a su favor las salchichas, hamburguesas y albóndigas que sustituyen a sus variantes más consistentes como son los filetes o la carne guisada.
Una edad para cada alimento
A partir de los 8-9 meses el niño ya tiene la madurez neurológica para manejar sólidos, ya es capaz de tragar alimentos más espesos.
- Puedes empezar por servirle al principio purés líquidos hasta llegar, de manera gradual, a un puré más espeso.
- Cuando se haya acostumbrado a comerlos de esta manera, se le puede aplastar un trozo de patata cocida y servírsela en el puré, también puedes añadirle un tropiezo de carne o pescado, primero triturado y luego en trozos más pequeños.
- Más adelante podemos mezclárselo con arroz sin triturar (más bien pasadito) o con pasta tipo maravillas o estrellitas.
- Además de los purés es bueno ofrecer varias veces al día alimentos blandos que puedan llevarse a la boca y masticar: migas de pan, arroz inflado, trocitos de patata, frutas maduras troceadas (sin semillas ni piel), carnes troceadas…
A partir de los 12-13 meses se ofrecerá casi la misma comida que a los adultos de la casa.
- Ofrecer alimentos que tengan alta densidad nutricional, troceados o aplastados, trozos de pan, cereales, queso, frutas o verduras blandas…
- Chafar con el tenedor los alimentos más blandos como patata o zanahoria hervida, el plátano o el arroz hervido.
- En el caso de las frutas, podemos empezar rallando la manzana y la pera con rallador y más adelante pasaremos a servirle macedonia con zumo de naranja, brochetas, crepes o frutas mezcladas con yogur o bizcocho. Por otra parte, si le preparas zumo de naranja, no lo cueles, así lograrás que se habitúe a encontrarse la fibra de la fruta.
- Los alimentos proteicos, como el pollo, se puede cortar en trozos pequeños con el cuchillo o pedir que se lo piquen en la tienda y pasarlo con un poco de aceite por la sartén. La carne de ternera o de cerdo se la podemos dar picada en un delicioso plato de albóndigas en salsa. Cortar el jamón en tiritas. El huevo pasado por agua o en tortilla. El pescado primero hervido y más adelante se lo ofreceremos frito.
- Introducir las verduras cocidas, el tomate cortado en trocitos y las verduras crudas en juliana (zanahorias, rábanos…)
Directrices para los padres
- Esperar hasta que el bebé sea capaz de estar sentado de forma independiente y esté preparado para masticar.
- Alentar y apoyar la capacidad del bebé para experimentar con la comida, comer con los dedos le proporciona muchos estímulos: al tocar el alimento descubre nuevas texturas y siente el contraste de la temperatura frío/caliente, y al llevárselo a la boca ejercita la coordinación mano-ojo.
- Prepararle suculentos menús con contraste de colores para que el niño no se pueda resistir y experimente con ellos.
- No preocuparse porque se manche, ponerle un gran babero y permitirle la suciedad propia de la edad.
Con imaginación puedes hacer las combinaciones que más te gusten, y lo ideal sería adaptar el menú normal de la familia a él en la medida que sea posible, para acostumbrarse a los sabores de la casa.
La seguridad es la máxima prioridad en la selección de los alimentos para tu hijo. Evita aquellos alimentos que supongan riesgo de atragantamiento: frutos secos, uvas enteras, caramelos, palomitas, aceitunas…
Si al bebé no le gusta una textura, espera unos días y repite la experiencia con otro alimento. No le fuerces a comérselo. La diversificación alimentaria es un proceso lento; no tengas prisa. No conviertas las comidas en un chantaje afectivo (¡cómetelo por mamá!) ni en una relación de fuerza. Hay niños que se adaptan fácilmente y otros que necesitan su tiempo.
Imagen: logopedieborstenvoeding.nl | Más información: Instituto de Nutrición Tomás pascual
Esta entrada es original del blog “Komo-como” de Regina Martínez.