Ingredientes:
– una lámina de masa de hojaldre
– una docena de albaricoques grandes y maduros
– 80 grs de mantequilla
– 80 grs de azúcar moreno
– un puñado de avellanas peladas
– 2 o 3 cucharadas de mermelada de albaricoque
– unas gotas de esencia de vainilla
– unas gotas de zumo de limón

Preparación:
En el mortero, machacar las avellanas dejándolas en trozos grandes y se saltean en una sartén sin nada de aceite hasta que queden tostaditas y se sacan a un plato. Precalentar el horno a 180 grados. A continuación, lavar cuidadosamente los albaricoques, los pelamos y se abren por la mitad, retirar el hueso y se reservan en un plato rociados con unas gotas de zumo de limón para que no se oxiden.

Luego, en un molde redondo antiadherente ponemos a calentar la mantequilla, a fuego suave y, cuando se funda, agregar la esencia de vainilla y el azúcar y vamos caramelizando las paredes y el fondo del molde. Una vez hecho esto, colocar, bien apretados y juntos, todos los albaricoques con el hueco hacia arriba y dejar nuevamente diez minutos más a fuego suave, apartamos y se deja reposar. Con cuidado, cubrir el molde con la lámina de hojaldre, procurando meter los bordes hacia dentro y hornear de veinte a treinta minutos.

Mientras, en un cazo pequeño, calentar la mermelada para que quede más licuada y cuando el pastel esté hecho, dejamos enfriar un poquito y volcar sobre una fuente. Pintar con la mermelada y repartir las avellanas por encima. Servir con unas cucharadas de nata semi-montada sin azúcar o una bola de helado de vainilla.

Esta receta es original del blog “¿Qué comemos hoy?” de Laura Vichera.