Ingredientes:
– 200 g de masa de pizza casera
– 150 g de espinacas
– Tomate frito
– Queso mozzarella
– Queso gorgonzola
– Queso de cabra

Preparación:
Lo primero será preparar nuestra masa de pizza casera, por lo que tendremos que empezar con la receta, al menos, 2 horas antes para dejar fermentar la masa.

En la receta de la masa de pizza os indicaba los ingredientes para 4 personas, así que necesitaremos ¼ de los mismos. De todas formas, yo os aconsejo que hagáis la masa tal como está en la receta original porque será más fácil de amasar y estirar, con cantidades más pequeñas os va a salir muy poquito y es menos manejable. Como podéis congelar lo que no uséis, no habrá problema.

En un bol amplio echamos la harina y hacemos un volcán en medio. Diluimos la levadura fresca en agua templada y la vamos echando poco a poco en el volcán que hemos formado, mezclando la harina de fuera hacia dentro. Cuando esté bien mezclado, incorporamos el aceite y la sal, mezclamos hasta que todo esté bien integrado y obtengamos una masa que no se nos pega a las manos. Ponemos la masa sobre la encimera espolvoreada con un poco de harina, amasamos primero durante unos 5 minutos y luego hacemos el refinado durante otros 5-10 minutos para obtener una masa flexible. Dejamos reposar tapada con un paño de algodón en un lugar fresco y seco durante, al menos 1 hora.

Con la masa ya elaborada pasamos a trabajar con el único ingrediente que tiene algo de preparación: las espinacas. Ponemos una olla con abundante agua y sal al fuego y, cuando empiece a hervir, echamos las espinacas y las dejamos cocer durante unos 3-4 minutos. Las enjuagamos con agua fría y las escurrimos hasta quitarle el máximo de agua que podamos, que sino luego la soltarán en el horno y humedecerá la masa.

Cuando cocemos las espinacas y las escurrimos, su tamaño se reduce considerablemente, pero, con unos 150 g de espinacas, nos da para que la pizza quede como en las fotos, que ya veis que no tiene demasiadas espinacas. Si os gusta la pizza más cargada, podéis poner más espinacas perfectamente ya que realmente deben de ser el ingrediente principal de la pizza.

Volvemos a espolvorear un poco de harina sobre la encimera y estiramos la masa con ayuda de un rodillo. A mí me gusta la masa muy fina y bien crujiente pero aquí el grosor es a gusto del consumidor . Una vez estirada, la pinchamos un poco con un tenedor para evitar que se formen burbujas de aire durante la cocción.

Ahora toca repartir los ingredientes, no creo que haga falta explicación, ¿no? Ponemos una capa de tomate cubriendo toda la masa y colocamos el resto de ingredientes. No os he puesto cantidades de queso porque creo que lo mejor es combinarlos en las proporciones que más os guste.

Metemos al horno precalentado a 240ºC, dejando la bandeja dentro para poner la masa sobre esta ya caliente y que quede más crujiente. Dejamos el tiempo necesario hasta que veamos que empieza a ponerse dorada por los bordes. ¡Cuidado que a esa temperatura es fácil que se queme en un momento!

Sacamos con cuidado del horno y ya tenemos una casera pizza de espinacas, gorgonzola y queso de cabra.

Si quieres ver las imágenes del proceso, pincha aquí para ver la entrada completa en el blog de Guillermo OsorioNo me comes nada