Publicidad engañosa en productos alimentarios
Cada vez es más habitual ir al supermercado buscando productos que indiquen: “rico en fibra”, “bajo en grasas y azucares” y si es posible que tenga omega 3… Pocas son las cestas de la compra que no llevan algún alimento que nos garantiza multiplicar nuestras defensas o reducir el colesterol. Valoramos aquellos alimentos prácticos que nos prometen no pelearnos con nuestros hijos para asegurarnos su ración de fruta y calcio, pero debemos ser cautos, mirar detenidamente sus ingredientes y la información nutricional para lograr desenmascarar el verdadero alimento que nos están incitando a consumir.
La industria alimentaria conocedora del ritmo de vida moderna y de nuestra creciente preocupación por la salud o la estética, toma nota de estos datos y los utiliza a su favor, comercializando alimentos que se ajusten a las necesidades que vamos buscando. Por no mencionar a la “Generación Y” (los nacidos entre 1977 y 1995) aquella que busca “el-comer-lo-que-quiero-cuando-quiera”, pero sin que esto afecte a mi estética. Las empresas alimentarias han conseguido que aquellos alimentos que “prometen salud” hayan crecido en los últimos tiempos a través de los alimentos engañosos.
¿Qué es una publicidad engañosa? Aquella que contiene información que podría resultar engañosa para los consumidores. Una publicidad engañosa contiene afirmaciones u omisiones explícitas o implícitas que es posible que dirijan mal a un consumidor a realizar una compra.
Alimentos light
¿Qué es un alimento light o ligero? Un producto light debe tener una reducción mínima del 30% del valor energético respecto al alimento de referencia. El menor índice de calorías se consigue al reducir o sustituir alguno de los componentes del alimento de referencia. Es un error considerar que todos los alimentos light son bajos en calorías. Por ejemplo, la mayonesa light, las patatas fritas light o el paté light, deben consumirse con moderación porque siguen siendo muy calóricos en comparación con otros alimentos no light.
Zumos comerciales o mezclados con leche
La publicidad sugiere que esta bebida se considere como un “alimento completo”. Nos argumentan que aúna los beneficios de la leche, en referencia a las proteínas y el calcio, y las vitaminas de la fruta. Nos indican que tienen 0% de materia grasa, pero no la cantidad de azúcar añadido. Además, se utilizan saborizantes y colorantes que permiten diferenciar un sabor de otro, sin dejar de repetirse el mismo engaño en estas bebidas.
Pasteles, dulces y golosinas “sin azucares añadidos”
Los productos sin azúcar añadidos utilizan en reemplazo endulzantes artificiales. Sin embargo, debemos tener mucho cuidado con estos productos, porque al reducir la cantidad de azúcar pierden algo de palatabilidad y para compensar esto se añaden grasas que no siempre son saludables, con lo cual las calorías entre un producto u otro son similares. En otras ocasiones para sustituir el azúcar utilizan la fructosa (ocurre en muchos alimentos para diabéticos), hidrato de carbono simple con las mismas calorías que el azúcar, que a través de vías metabólicas indirectas, acaba alterando el nivel de azúcar en sangre y de forma secundaria elevando algunas grasas poco saludables. Ejemplo: chocolates o turrones sin azucares añadidos o helados sin azúcar.
Productos ricos en fibra
La fibra es uno de los componentes más valiosos de los alimentos e indirectamente lo relacionamos con producto bajo en calorías, pero debemos saber que las harinas y los cereales integrales tienen prácticamente las mismas calorías que sus equivalentes refinados. En ocasiones en muchos productos con “alto contenido en fibra” se esconden alimentos a los cuales se les añaden más azúcares y grasas para mejorar su palatabilidad. Ejemplo: galletas con fibra, cereales de desayuno, barritas de cereales…
Como consumidores debemos estar atentos, comprender el negocio de la industria alimentaria y juzgar con conocimiento cada alimento que deseamos adquirir para su posterior consumo.
Datos del etiquetado nutricional que debemos tener en cuenta:
- Kcal o aporte energético: Un alimento que tenga más de 200 Kcal por cada 100 gramos es alto en calorías, mientras que un alimento cuyas calorías no superan las 100 Kcal por cada 100 gramos nos ayudará a disminuir la densidad calórica de la dieta.
- Aporte de grasas: el aporte total de grasas no debe superar el 30% es importante y para ello, debemos atender a los gramos de grasas por cada 100 gramos de alimento. Sobre el contenido de grasas totales:
- Se considera alto 20 gramos o más por cada 100 gramos
- Se considera moderado entre 5 y 20 gramos de grasa total por cada 100 gramos
- Se considera bajo cuando tiene menos de 5 gramos por cada 100 gramos de alimento
También es muy significativo el tipo de grasa. Debemos huir de la grasa saturada y de las grasas trans (no debe aparecer en el aceite vegetal hidrogenado o parcialmente hidrogenado).
- Aporte de hidratos de carbono: Lo aconsejable es que el de azúcares sencillos no supere el 10%. Sobre el contenido de azúcar:
- Se considera alto 10 gramos o más de azúcar por cada 100 gramos
- Se considera moderado entre 2 y 10 gramos de azúcar por cada 100 gramos
- Se considera bajo menos de 2 gramos de azúcar por cada 100 gramos.
Si no se describe cuáles son hidratos complejos y cuáles son azúcares o hidratos simples, podemos remitirnos a sus ingredientes y ver si presenta azúcar, fructosa, sacarosa o miel entre sus ingredientes.
- Fibra: A diario debemos consumir alrededor de 30 gramos de fibra, por eso, un producto con buena proporción de fibra debe contener aproximadamente 10 gramos de fibra por cada 100 gramos de producto.
- Sodio: Debemos mirar el aporte por cada 100 gramos de producto. Sobre el contenido de sodio:
- Se considera alto 1 gramo de sal o más por cada 100 gramos o 500 mg de sodio o más por cada 100 gramos.
- Se considera bajo 0.25 gramos de sal o menos por cada 100 gramos o 100 mg de sodio o menos por cada 100 gramos.
- Calcio: Un producto con más de 100 mg de calcio por cada 100 gramos es considerado fuente de calcio.
Esta entrada es original del blog “Komo-como” de Regina Martínez.