Restaurante Indio Masala Elviria (Marbella)
Masala Elviria tiene una terraza con pérgola y gustosa calefacción para el invierno suave malagueño pero también la imaginamos en verano, disfrutando del cielo estrellado con una cerveza fría y la fiesta aromática de las especias indias.
Andalucía es una región muy parecida a mi particular idea del paraíso. Sin embargo, una de las cosas que le faltan a la oferta gastronómica de este paraíso terrenal mío es una mayor variedad de restaurantes indios (que sin duda deben abundar en el idealizado edén). También sobran algunas otras cosas, pero eso es otra historia… En foodilove queremos hablaros de este descubrimiento: el restaurante indio Masala Elviria, en Marbella, y compartir así nuestra pasión por la comida que amamos. La ubicación de este restaurante nos recuerda un poco a la ordenación territorial de California. En realidad toda la Costa del Sol lo hace. Aunque este restaurante esté junto a una salida de la carretera, en un centro comercial que podría resultar anodino, le vemos su encanto. Masala Elviria tiene una terraza con pérgola y gustosa calefacción para el invierno suave malagueño pero también la imaginamos en verano, disfrutando del cielo estrellado con una cerveza fría y la fiesta aromática de las especias indias. La decoración y el ambiente son los propios de un restaurante indio que se ha esforzado por cuidar su estética, a los que se añade ese toque retro de motel californiano pero en la costa andaluza. Admitimos que el vicio que tenemos por estas mezclas de culturas es ridículo.
Comenzamos nuestra cena con una maravillosa pinta inglesa de cerveza Alhambra (más vicio), acompañada de Popaddoms servidos con tres salsas: un reconfortante chutney de mango que añade dulzura al aperitivo; un picadillo de cebolla, pepino y tomate que ofrece un contraste muy oportuno de picante y frescor; y nuestra venerada raita, una salsa de yogur natural, redonda, con pepino y hierbas que equilibra todo lo que se le pone por delante. Recomendamos jugar y probar a mezclar estas salsas sobre los popaddoms en tantas combinaciones como vuestro apetito por la probabilidad matemática os inspire. Como entrante compartimos un Onion Bhaji, una belleza crujiente y esponjosa con el punto exacto de especias. Mantengo la hipótesis de que debe haber alguna conexión histórico-cultural-gastronómica entre el Onion Bhaji indio y las Tortillitas de Camarones andaluzas, que va más allá de que ambos platos se hagan con harina de garbanzos. Debería investigarlo…
En las comidas indias que he disfrutado en mi vida, siempre que traen a la mesa la vajilla para los platos principales se produce el momento de la verdad: las posibilidades de gastro-felicidad son directamente proporcionales a lo calientes que hayan llegado dichos platos vacíos a la mesa. En este caso casi quemaban. Pedimos Chicken Balti y nos enamoró la cremosidad de la salsa de tomate, lo crujiente de las verduras y las capas de especias, abanderadas por el cardamomo y sus fragantes secuaces. También compartimos un Bhindi Masala, que es un plato cuyo ingrediente principal es la okra, una verdura originalmente de África y muy usada en la gastronomía india con una textura pegajosa e inigualable. Otro ingrediente de otra galaxia para nuestra colección. Acompañados por un Pilau Rice, un arroz aromático y con un punto de cocción excelente y un Garlic Naan, el pan indio con ajo y cilantro que llevaría en el bolso todo el día. Como el bálsamo de labios.
El equipo es atento, tienen sentido del humor y lidian muy bien con una clientela medio inglesa, medio malagueña, medio rusa, alemana, francesa, italiana… Además, esa noche en cuestión incluyó también a algunos intérpretes de AICE que trabajábamos en un congreso en el hotel de enfrente y que anecdóticamente acabamos casi todos/as cenando en el mismo restaurante por separado y a horas distintas, como no podría ser de otro modo, ya que en cada una de nuestras culturas cenamos a una hora… El refugio de la guerrera-intérprete el día antes de la batalla: con sus glosarios, su garganta de Aquiles y sus apasionadas ganas de comunicar todo lo que oye para que todo el mundo pueda entenderlo con la misma claridad (si la hay) y aprender, aprender, aprender…
Esta entrada es original del blog “Foodilove” de Concha Ortiz.