Llegan los últimos días de la Navidad y con ellos se empieza a pensar en los regalos de los Reyes Magos. Se piensa en los regalos, y se piensa en los kilos de más que se han ido ganando entre copa y copa, entre gamba y gamba y sobre todo entre dulce y dulce. Sin embargo, el día de reyes hace que se olvide por un momento el planning dietético y se piense en tomar un último capricho, ese que sirve como punto de inflexión entre la efímera y despreocupada comilona navideña y la tortuosa, compleja y no siempre fácil vuelta al gimnasio. Por supuesto, estamos hablando del capricho dulce del Roscón de Reyes, o lo que es lo mismo un sencillo dulce con masa blanda, fruta escarchada, y un sabor inconfundible que se traduce instantáneamente en otros días de reyes con cabalgatas, caramelos pegados a la suela de lo zapatos, (y la posterior ardua tarea de limpiar los restos del suelo de la casa al día siguiente), la ilusión inocente de la niñez y la a veces despreocupada espera de la colonia Brummel, la camisa o los cacharros de cocina de diversos tipos y tamaño. Es en definitiva algo más que un dulce, algo más que un trocito hipercalórico de dulce paladar, es una tradición, el protagonista final de los excesos en nuestro gaznates… desde Con Cuchillo y Tenedor os ofrecemos la receta del Roscón de Reyes Casero.
Ingredientes:
– 500 g harina de fuerza
– 200 ml leche (tibia)
– 30 g levadura fresca de panadería
– 100 g azúcar
– 2 huevos (uno para barnizar)
– 8 g sal (1 cucharilla)
– 100 g mantequilla (mejor margarina)
– Anís
– 10 g polvos reforzantes de panadería (opcional)
– Frutas confitadas (para decorar)
– Una figurita (como sorpresa)

El roscón de reyes se comienza haciendo una masa previa con la levadura fresca para comprobar su fermentación. Tras esto se mezcla  la levadura con un poco de azúcar, un chorrito de leche tibia y algo de harina hasta formar una masa espesa. Pasados 15 minutos, vemos que ha doblado su tamaño. Aparte, mezclamos la harina con los polvos reforzantes de panadero (opcional) y creamos una montaña con un hoyo dentro donde agregamos el resto de leche tibia, un huevo batido, sal y azúcar, 4 cucharadas de anís y margarina en trocitos. Lo mezclamos todo bien con una cuchara de madera. Tras esto, añadimos la pasta de levadura y amasamos hasta que tengamos una masa seca, suave, elástica y no pegajosa (así a fuerza de amasar). Es posible que se le deba añadir algo más de harina pero hazlo poco a poco; amasa golpeando la masa para sacar el aire y unirla mejor.
Tras esto toca darle forma al roscón. Se hace una bola con la masa y se pone en la bandeja del horno enharinada, hacemos un agujero en el centro estirando poco a poco para darle holgura al roscón. La cantidad de masa de la receta es para dos roscones medianos. Se barniza con huevo batido y decora con la fruta confitada apretando bien para evitar que se suelte durante el fermentado. Se pone el roscón en un lugar tibio y aislado de corrientes de aire para que fermente y casi doble su tamaño, aproximadamente 2 horas.
Tras esta transformación, mete el roscón en el horno precalentado a 200 grados 10 minutos o hasta que se dore. Tras esto decora y pinta en caliente con anís y espolvoreando con azúcar humedecido con agua para crear ese aspecto escarchado. El último paso consiste en rellenar el interior con lo que desees sin olvidar la figurita sopresa.

A continuación ofrecemos un video publicado en el blog Paseando por Sevilla de Ainhoa Ulla sobre la elaboración del roscón en la Confitería Filella.