La cocinera Amanda Laporta recupera los sabores de antaño a través de los postres más dulces, en un libro que recoge la herencia de “una historia familiar muy cocinera”, que arranca con las recetas de su bisabuela y tiene continuidad con su abuela y su madre. Los dulces de Amanda, que Laporte dedica a su abuela y a la que fue su cocinera, Elisa, reúne recetas “muy de aquí”.

“Aunque haya incluido alguna propuesta muy moderna, americana, asiática, a la gente le gusta hacer lo de aquí, y casi todas las recetas del libro te suenan, no hay una pastelería extraña”, ha explicado la Amanda Laporte en una entrevista con Efe.
La intención de la cocinera era “escribir un libro como aquellos de hace cincuenta años que manejaban nuestras abuelas, pero que, al contrario que éste, no tenían ilustraciones”.

En su opinión, las fotografías, realizadas en este caso por Jordi García, “animan a la gente a hacer los dulces, los pasteles, los helados en su propia casa, lo cual tiene una gran ventaja: sabes con qué está hecho y además dedicas un tiempo a cocinar con tu pareja o con tus hijos”.

Los dulces de Amanda (Grijalbo Ilustrados) es además “una invitación a que la gente siga cocinando en casa, pues las nuevas generaciones están perdiendo quizá esa tradición”.

Precisamente, cuando era una niña, para Laporte visitar la casa de su abuela y encerrarse en la cocina con ella y con Elisa era “como entrar en el paraíso”, allí pasaban “momentos de amor, tristeza, pasión y risas”.

Laporta incluye en la introducción algunas de las técnicas básicas, así como los materiales necesarios para hacer repostería, aunque de todos, advierte, “el más imprescindible es la balanza, para poder pesar con exactitud los ingredientes, algo muy importante en los dulces y pasteles”.

Además de clásicos como las magdalenas, el bizcocho genovés, la tarta Sacher, el brownie de chocolate y nueces, la tarta de mousse de limón, la tarta Tatin, el arroz con leche, la crema catalana, el tiramisú, los buñuelos de viento, las trufas de chocolate o los almendrados, Laporte propone algunas recetas familiares como el sorbete de higos o el flan de coco.

Las populares galletas cookies o los no menos conocidos muñecos de jengibre remiten a su experiencia en Estados Unidos, donde trabajó en una pastelería “decorando tartas exclusivamente”.

Entre las recetas, Laporta destaca dos “curiosidades”: unas magdalenas de olivas negras, que pueden ser un buen aperitivo, o un sorbete de mojito, que puede ser el perfecto colofón de una cena.

En la selección, reconoce, se han quedado fuera algunas tartas para no repetir ingredientes, pues “como superfan de la fruta roja habría incorporado más pasteles de frutas” y asume que faltan quizá más postres con nata.

De las recetas de sus antepasados apenas ha cambiado elementos, más allá de “reducir el azúcar y la mantequilla, para adaptarlos a los tiempos actuales”.
A aquellos que no se atreven a practicar la repostería, Laporte les dice: “Realizar postres es algo minucioso que sólo requiere tener mucha paciencia y ser diestro con las manos, pero no se debe tener miedo, porque la repostería es cuestión de práctica”.
Y añade: “Solemos tener miedo a hacer pasteles, pero sólo porque hemos perdido el hábito de utilizar las manos”.

La autora ya prepara el que será su próximo libro, Los guisos de Amanda, en el que nuevamente tratará de “volver a los sabores de antes, a esos potajes y guisos que hoy se van perdiendo en nuestras cocinas, pero con un toque de modernidad, en el que no faltarán algunos platos árabes y currys indios”, anuncia.

Fuente: José Oliva/ EFE