Atrás parece haber quedado la vitrina de helados que sólo contaba con los sabores más tradicionales y habituales en tarrinas y barquillos: chocolate, vainilla, fresa, turrón, nata y, como mucho, stracciatella. Casi nadie los demanda ya y quien los elige lo hace simplemente para combinarlos con toques más sofisticados. La Heladería La Gadea es un ejemplo de comercio adaptado a las nuevas modas. Hace tiempo que dejó de valerse exclusivamente de esos sabores y que apostó por la innovación de un sector que cada vez está más preocupado por ampliar su horizonte. Luis Sempere, obrador y propietario de este negocio que radica en la avenida de Barcelona, asegura que para él los inviernos es un periodo para pensar en recetas nuevas, no sólo en helados dulces, sino también en salados, granizados y batidos. “Cada año vienen pidiéndome los productos más novedosos para probarlos”, destaca Sempere.

La carta de La Gadea sorprende por la existencia de helados y sorbetes de sabores que pueden parecer imposibles de adaptar a estos productos. Es el caso del de caracoles, uno de los últimos en incorporarse a la variopinta carta de La Gadea. “El sabor es muy similar al de la salsa de los caracoles y me lo han pedido, sobre todo, restaurantes”, explica Sempere, que recuerda que una de las tarrinas que fabricó la llevó a esta establecimiento la llevó a la heladería “y a muchos les gustó”. Bastante mejor aceptación ha tenido el helado de chocolate con churros, con base de cacao y trocitos de este último producto tan presente en desayunos y meriendas. Los helados y sorbetes de gin tonic, el de hello kitty, para los más pequeños, y el de setas, en versión salada, son otros de los sabores que pueden pedirse en este local.

El ingenio es fundamental para estar en la vanguardia de este terreno tan de verano, porque lo demás, como asegura Sempere, “es lo mismo que para cualquier otro helado, como el de fresa o chocolate”. Basta con un pasteurizador donde verter los ingredientes necesarios y pasar de 85 a 4 grados de temperatura y una mantecadora para fabricar todo ese tipo de helados que se invente el obrador. “Así de simple”, precisa Sempere al repasar el proceso de fabricación que sigue en su local del barrio de Cañero.

Aparte de ganarse como clientes a todos aquellos que quieren darle algo diferente a su paladar, la inquietud innovadora de este heladero le ha llevado a estar entre los diez mejores de España, una distinción que obtuvo en el último Campeonato Nacional, celebrado en Alicante el pasado febrero. Sempere pasó todas las fases preliminares y llegó a la final gracias al buen resultado que le dio su helado de infusión de romero y miel con dulce de membrillo y un sorbete de naranja sanguina con fresas.

Los granizados y batidos, algunos de ellos también de corte vanguardista, son también otros de los productos que pueden hallarse en la carta. “Hay de todo, hasta batido de helado de caracoles si alguien lo pidiera, pero dudo que alguien lo haga”, bromea Sempere, quien ha recibido visitas de colegios para conocer su peculiar forma de entender el negocio de los helados y sorbetes. El último de ellos ha sido el Concepción Arenal.

Fuente: R. C. M., El Día de Córdoba