Ingredientes:
– 1 pieza de solomillo de cerdo
– 200 ml de leche evaporada (o nata)
– 100 ml de coñac/brandy
– 1 cucharadita de extracto de carne (por ejemplo, marca Bovril)
– 1 cucharada de pimienta verde fresca
– Aceite de oliva virgen extra
– Una nuez de mantequilla (opcional, podéis poner solo aceite)
– Sal y pimienta negra molida

Preparación:
Cortamos el solomillo en medallones del grueso que más os guste o podéis hacer como yo y aprovecharos de la carnicería y que lo hagan allí. Ponemos una sartén a fuego medio alto con una nuez de mantequilla y un buen chorreón de aceite de oliva virgen extra. No hay ningún problema en quitar la mantequilla de en medio y usar solamente aceite, es simplemente para darle un toque de sabor. Cuando esté bien caliente, ponemos los medallones de solomillo un par de minutos por cada lado, para que se sellen y doren. Esto es lo ideal pero entiendo que no a todo el mundo le gusta la carne al punto (me incluyo entre ellos, pero no se lo digáis a nadie :P) así que no pasa nada si lo dejáis un pelín más por cada lado para que no se queden muy rosa por dentro (prometo no chivarme).

Según vayamos teniendo los medallones listos, los sacamos y los reservamos tapados para que no se enfríen.

Truco: podéis poner el horno muy bajito (a unos 50ºC, no queremos que se cocinen más) para mantener los medallones calientes mientras hacemos la salsa.

Cuando tengamos los medallones listos, vertemos el coñac/brandy (o incluso un vinito dulce) en la sartén para desglasarla y recuperar todo el jugo que haya soltado la carne…

Si quieres ver las imágenes del proceso, pincha aquí para ver la entrada completa en el blog de Guillermo Osorio “No me comes nada”