En una sartén grande ponemos un chorrito de AOVE y a continuación añadimos los ajos partidos por la mitad para dorarlos. Cuando estén doraditos, incorporamos el pollo y un chorreón de vino blanco y una hoja de laurel...
La víspera, ponemos a remojar el bacalao. Una vez desalado, se seca con papel de cocina, repasamos bien para eliminar las espinas y desmenuzamos en trozos pequeños...
El día anterior cortamos el pan en rebanadas finas y le echamos por encima un poco de agua templada, en la que hemos diluido un poquito de sal. Podemos echarla con una cucharada para que se moje un poco todo el pan...
En primer lugar, preparamos el sofrito. En una sartén amplia, calentamos la mantequilla con unas gotas de aceite de oliva y rehogamos las cebolletas a fuego suave hasta que estén blanditas...
Una vez limpio el pescado, retirar la piel y la espina central, y se pasan a una cazuela con la parte verde del puerro, la zanahoria, unas ramitas de perejil y el laurel. Agregar unos granos de pimienta rosa y un par de vasos de agua fría. Cocer una media hora...
Poner en una cazuela el aceite de oliva y dorar en él el cuello previamente sazonado, por todas sus caras. Tiene que quedar muy tostado. Sacarlo, retirar el exceso de grasa y volcar los ajos, el puerro y la cebolleta...
En la cazuela donde vayamos a preparar el guiso, calentar un chorrito de aceite de oliva y freír los dientes de ajo pelados y enteros, la rebanada de pan y las semillas de comino...
Una vez limpia la carne de grasa, le hacemos unos cortes alrededor y le vamos pinchando los dientes de ajo, cortados en dos o tres a lo largo, unas hojas de perejil y unos granos de pimienta negra...
Lava y corta los calabacines a rodajas gruesas, no hace falta que los peles. Pela la cebolla y trocéala en gajos sin preocuparte mucho por la forma porque después tendrás que batirlo todo...