Pelamos las zanahorias y las cortamos en rodajas. Ponemos una cazuela con medio litro de agua al fuego y, cuando rompa e hervir, incorporamos las zanahorias troceadas...
En un cazo ponemos a calentar la leche, a fuego muy suave, sin que llegue a hervir. Aparte, en un cuenco, batimos los dos huevos con las dos yemas y el azúcar. Batir con varillas hasta que queden bien mezclados...
Antes de empezar, desmenuzar el requesón y lo dejamos en un escurridor para que suelte todo el líquido. Forrar un molde redondo o rectangular con papel sulfurizado y lo engrasamos con la mantequilla...
Lo primero que hacemos es engrasar un molde alargado, tipo plumcacke con una pizca de mantequilla y espolvorear con harina. Sacudir bocabajo para eliminar el sobrante y dejamos en el frigorífico...
Fundimos el chocolate con la leche. Para ello llevamos al fuego en un cazo sin que llegue a hervir, añadimos el azúcar invertido, reservamos y dejamos enfriar...
Como esta masa debe reposar, la preparamos con cierta antelación. Tamizar la harina en un cuenco, hacemos un hueco en el centro y agregamos la mantequilla prácticamente fundida. Añadir también la ralladura de piel de naranja, la pizca de sal, la yema y el azúcar...
En un bol amplio mezclamos la almendra molida con el azúcar, la canela y la ralladura del limón. A continuación, iremos echando los huevos uno a uno. Se puede echar directamente, pero yo los pongo primero en un vaso...
El día antes de preparar la tarta, tendremos que poner a macerar las cerezas para que reposen durante un día entero. Para ello, ponemos en un bol las cerezas deshuesadas con las 3 cucharadas de azúcar...