Precalentamos el horno a 200º, engrasamos el molde pincelándolo con mantequilla fundida dando bien por todos los huecos. Ponemos el azúcar, la mantequilla, los huevos...
Una vez enjuagadas las frambuesas, las dejamos escurrir. Si son congeladas, recogemos en un cuenco el agua que vayan soltando. Montar las claras a punto de nieve con una pizca de sal y se reservan en el frigorífico...
Si tuviera que elegir, sería mujer de té. En casa, eso es, porque tomar té en un bar es a menudo una carrera de obstáculos (teteras que pierden, cantidades ínfimas, bolsitas de calidad pésima). Y en invierno, porque un té calentito, por mucho que digan en el maghreb, no es lo que me apetece con 40º a la sombra.