Tarta de Santiago – receta
Ingredientes:
– 250 g de almendra molida
– 250 g de azúcar
– 5 huevos
– 1 cucharadita de canela
– La ralladura de ½ limón
– Azúcar glass para decorar
– Plantilla de la Cruz de la Orden de Santiago
Preparación:
En un bol amplio mezclamos la almendra molida con el azúcar, la canela y la ralladura del limón. A continuación, iremos echando los huevos uno a uno. Se puede echar directamente, pero yo los pongo primero en un vaso y les doy dos “meneos” con un tenedor para mezclar la yema con la clara y posteriormente los incorporo a la mezcla, removiendo con ayuda de una paleta de madera o una lengua de silicona para que queden todos los ingredientes bien integrados.
A la hora de mezclar los huevos hay diversidad de opiniones dependiendo de la esponjosidad que se le quiera dar a la tarta. Si se quiere una tarta más esponjosa, habrá que batir previamente los huevos con unas varillas para que cojan algo de aire. A mí personalmente me gusta la tarta de Santiago más consistente y los echo como os he contado anteriormente, podríamos decir que sin batir.
Cogemos un molde desmoldable de unos 22 cm y lo untamos bien con un poquito de aceite para evitar que la tarta se nos pegue a la hora de sacarla. Yo, además, suelo forrar el fondo del molde con papel vegetal para asegurarme que no se pegará. Vertemos la mezcla de ingredientes en el molde y lo metemos al horno precalentado a 180ºC durante unos 30-40 minutos. Como siempre, el tiempo dependerá de cada horno así que pincharemos la tarta con un palillo o un cuchillo para comprobar si está lista (el palillo/cuchillo debe salir limpio). Si veis que la tarta se empieza a tostar demasiado por encima y aún no está totalmente horneada, podéis cubrirla con un papel de aluminio para evitar que se os queme. Sacamos del horno la tarta y le dejamos enfriar sin desmoldarla.
Mientras, vamos a preparar lo necesario para decorar nuestra tarta de Santiago con azúcar glass. Como bien sabréis, esta tarta está decorada con la Cruz de la Orden de Santiago. Simplemente tenéis que imprimirla, recortarla, ponerla sobre la tarta (tiene el tamaño perfecto para el molde usado) y, cuando la tarta se haya enfriado y la hayamos desmoldado, espolvorear azúcar glass por encima con ayuda de un colador. Y ahora viene la parte difícil, quitar la plantilla de la cruz sin que se caiga todo el azúcar que tiene encima.
Si quieres ver las imágenes del proceso, pincha aquí para ver la entrada completa en el blog de Guillermo Osorio “No me comes nada“