Uno de los sectores más maltratados por las normativas europeas y por la hegemonía inamovible y fuerte de las grandes empresas es el de la leche. Así, el ingenio de los productores pequeños que intentan abrirse paso entre la población para vender sus productos lácteos se mueve a una velocidad de vértigo. De esta manera una empresa ha puesto en marcha una iniciativa curiosa y no poco interesante que la empresa La Cántara ha llamado De la vaca a la bocaDe la vaca a la boca se resume en una máquina expendedora de leche que trae la leche fresca pasteurizada directamente al consumidor y sin intermediarios. La primera máquina fue inaugurada en 2009 en Solares, Cantabria, y desde entonces las máquinas expendedoras se han ido expandiendo por toda la comunidad y ya superan la docena. Conseguir la leche es tan fácil como insetar la cantidad exacta de dinero, y esperar a que la máquina, como si de una de café se tratase, eche la leche fresca en una botella de cristal lista para ser llevada a casa.

Cada mañana el proceso comienza con el ordeñado de las vacas de la ganadería, después se transporta a las instalaciones y se pasteuriza y almacena, y desde ahí, operarios se encargan de rellenar los bidones que contienen la leche en las máquinas y que se mantienen a unos 2-3º C. Cuando sale el contenido lácteo , y justo cuando ya se ha retirado la botella por el cliente, para que el proceso no se vea afectado el tubo por el que sale la leche es expuesto a una temperatura de 100º C para eliminar posibles agentes que puedan agredir el normal almacenado de la leche. Esto puede ser el futuro de muchos de los sectores en declive,  y una buena opción para que se eliminen los interventores entre productores y clientes… ¿Cómo sería ir a comprar pepinos o tomates a granel en una de estas máquinas? ¿y una ración fresca de fresones?… ¿y un litro de aceite de oliva directamente llegada de la almazara?… Dejemos correr la imaginación.