Un bocado refrescante y natural
Rojo, naranja y verde son los colores de la temporada de verano. Y no en cuanto a ropa o adornos se refiere, sino respecto a la alimentación. La naturaleza regala como en cada época estival una gran variedad de frutas que aportan beneficios para la salud y además hacen más llevaderas las altas temperaturas debido a su composición fresca.
Los manjares naturales que protagonizan este verano en las fruterías cordobesas son el melón, la sandía, las cerezas y los higos, aunque también se pueden encontrar melocotón, albaricoque y sus variedades. Todo un regocijo dulce para el paladar que es exclusivo de este momento del año, y que además cuenta con propiedades saludables. Este tipo de alimentos esconden detrás de sus sabor vitaminas, minerales, fibra y carbohidratos que ayudan a defender el organismo, independientemente de las características concretas de cada uno. Por ejemplo la sandía favorece la limpieza del organismo y ayuda a hidratar el cuerpo gracias a que contiene grandes cantidades de agua. La pera, aunque está a la venta durante la mayor parte del año posee características similares, como un alto nivel en líquidos para combatir el calor. Por otro lado, el albaricoque es un excelente antioxidante. La mejor forma de aprovechar la fruta es en forma de macedonia, aunque también se pueden tomar como zumos, pasteles, granizados e incluso cócteles.
Los establecimientos más tradicionales presentan cada mañana estos productos frescos. A la hora de comprarlos “hay que comprobar el aspecto”, explica Javier López, que trabaja en la céntrica frutería Ramos. Estos meses son sin duda un buen momento para tomar fruta, pero por contradictorio que pueda parecer, las fruterías cordobesas no pasan por su mejor momento. Para empezar, las altas temperaturas son el peor enemigo de estos alimentos. López afirma que tiene que estar pendiente de las frutas porque “con el calor se estropean mucho”. Durante esta época del año la recolección y por tanto la llegada de estos productos se mantiene, tal como explica López, pero no se da el mismo caso en cuanto el número de clientes. “Están todos en Málaga”, comenta el frutero. Efectivamente los compradores más fieles se reducen estos meses por las vacaciones, aunque algunos turistas “de vez en cuando” paran para comprar algo. A todo ello se añade la competencia de las grandes superficies. “La diferencia es que aquí hay un trato más personal, más cercano”, dice López.
La sociedad y el ritmo de vida occidental encuentra muchas ventajas en los meses de verano. La naturaleza y el ritmo de vida de la Tierra otorga otro tipo de facilidades, entre ellas algunas dedicadas a los paladares. Así es en el caso de la fruta, un manjar digno de todos los ciudadanos.
Fuente: C. Rodríguez Venzalá, El Día de Córdoba