Hace casi tres años, Valeria Benedetti y su socia María González decidieron convertirse en empresarias y abrieron una pequeña confitería a la que llamaron La Tortuga. Para ello, acondicionaron un pequeño local en la calle Barqueros y comenzaron a sorprender a sus clientes, no sólo por los diferentes tipos de pan y dulces que ofrecían, sino por las recomendaciones que daban acerca de los ingredientes y las propiedades y beneficios del pan. En plena crisis decidieron abrir el local, aunque este verano cerraron para trasladar el negocio a un establecimiento mucho más grande y a escasos metros del anterior, en concreto, en la esquina de la plaza Diego de León.

La Tortuga se reinventó y amplió su oferta. Para Benedetti, la crisis no es excusa alguna para seguir adelante y poner en marcha cualquier tipo de negocio. “Queremos hacer algo por la sociedad y en esta vida hay que seguir luchando y tener ideas“, indicó ayer. El nuevo local ha ganado en espacio y mucho. Tanto que Benedetti y su socia no han tenido reparos en ampliar su carta de servicios. Así las cosas, además del pan y los dulces, el establecimiento también ofrece servicio de restauración con una gran variedad de ensaladas en las que no faltan ingredientes tan singulares como las algas naturales. “Ampliamos porque teníamos ganas de seguir creciendo“, reconoció Benedetti. Junto al espacio, el local también ha ampliado su horario y a él se puede acudir desde las 08:00 hasta las 00:00 de lunes a jueves; los viernes y sábados el horario se amplía hasta las 02:00. Para ello, el establecimiento ofrece a sus clientes cervezas y copas, todo con “un hilo musical acorde con los productos”, apuntó. A todo esto se suma la terraza, en la que disponen de una quincena de mesas.

Según apuntó Benedetti, otro de sus objetivos es “introducir una educación a nivel gastronómico y dar importancia a la alimentación, ya que somos lo que comemos“. La responsable del establecimiento incidió en que muchos de los actuales problemas de salud que hay se deben a la alimentación y, por ello, subrayó la importancia de llevar “una cocina rica y sana”.

Pero en esta nueva etapa de La Tortuga, sus responsables no han querido dejar de lado su especialidad en el pan y ofrece hasta una veintena de variedades. Una de ellas, que es una de las que más llaman la atención entre los clientes, es en el que se utiliza la harina de espelta para su elaboración. Se trata de un tipo de harina, según Benedetti, “del trigo más antiguo que hay”. Otra de las singularidades es el café. “Tenemos el mejor café de Córdoba, como el diamante delta de Kenia sin torrefacto”, apuntó.

Como curiosidad, Benedetti también explicó por qué se decantaron por el nombre de tortuga para llamar al establecimiento. La razón, apuntó, “es que es un animal que representa la sabiduría en todas las culturas y que llega donde quiere a pesar de que es lenta”. Habrá que tomar nota.

Fuente: L. Chaparro