Zumos comerciales de fruta y leche ¿realmente “funcionan”?
La industria, conocedora de la dificultad que presenta para muchos padres el incluir en la dieta alimentos saludables tales como frutas y lácteos, nos presentan atractivas alternativas para solucionar nuestros problemas. La publicidad sugiere que esta bebida se considere como un “alimento completo”. Nos argumentan que aúna los beneficios de la leche, en referencia a las proteínas y el calcio, y las vitaminas de la fruta. Si nuestros hijos no toman ni leche ni fruta, te presentan un zumo que incluye todo para que se lo des y te quedes satisfecho; “tranquilo, tu hijo ya ha tomado la cantidad de fruta y calcio que necesita, de una manera sencilla”, parecen manifestar los anuncios. Sin embargo, las bebidas de zumo y leche no son lo que parecen, pues aunque se promocionan como un alimento completo, apto para remplazar una fruta fresca y una ración de leche en el desayuno, desde el punto de vista nutritivo dejan mucho que desear, pues no equivalen a consumir una porción de lácteos y de fruta en su estado natural.
Vamos a detallar la composición de estos productos: debemos saber que en el etiquetado nutricional, el primer ingrediente de la lista es el más abundante, mientras el resto disminuye de manera sucesiva, hasta el final. En general, son bebidas envasadas en tetrabrik, con una capacidad de 330 mililitros y un formato similar a los zumos de fruta tradicionales. La composición media de estas bebidas son: un zumo de frutas a base de concentrados y poca leche. En el mejor de los casos este producto puede contener hasta un 42,5% de zumo concentrado de frutas (lo que serían 140 ml y en el peor de los casos sólo un 7%, lo que son tan sólo 23 ml).
En cuanto a la leche el contenido es menor; de media suele ser de un 10 % (33 ml). Los de mayor contenido (los mínimos) destacan con un 30% de leche desnatada, que equivale a 100 ml por cada tetrabrik (la mitad de un vaso); los de cantidades inferiores añaden un 10%, que se traduce en 33 ml de leche por envase.
En cuanto al valor calórico la media de cada tetrabrik de 330 mililitros rondaría aproximadamente los 150 – 155 calorías por envase (los que no llevan azúcar añadido su valor energético bajaría a 50 calorías ). Si un niño de cinco años que necesita una dieta de unas 1500 calorías ingiere cada día un zumo le estaríamos aportando unas calorías “extra” que no necesita.
En la mayoría se detectan azúcares añadidos, que son los nutrientes más destacados y que dan el valor energético al producto, además de vitaminas y minerales adicionados. Todos son muy similares en el contenido de multitud de aditivos, estabilizantes, colorantes, acidulantes y aromas; y algunos son necesarios para conseguir mezclar leche con zumos, muchos de ellos de frutas cítricas. Los fabricantes añaden vitaminas y fibra para suplir los nutrientes aportados de manera natural por la fruta fresca, pero la mezcla indefinida de sabores, en especial para los niños, influye de manera negativa en la educación del gusto. No permite identificar los sabores concretos de cada fruta, cuya mezcla, en tan poca proporción de zumo, se deduce de la propia etiqueta (naranjas, zanahorias, piña, maracuyá, mango, guayaba, albaricoques y papayas).
El consumo de bebidas azucaradas se ha incrementado en los últimos años y ha coincidido con una mayor prevalencia del sobrepeso obesidad, también propician el desarrollo de caries y otros problemas de salud. Aunque yo siempre digo que no existen alimentos malos ni buenos, lo que hay son proporciones inadecuadas en su consumo, la mejor opción si nuestros hijos quieren este tipo de bebidas es elaborárselos nosotros en casa mezclando la fruta con leche o yogur con frutas.
Esta entrada es original del blog “Komo-como” de Regina Martínez.
Imagen: bebesymas.com