En una sartén amplia calentamos la cucharada de mantequilla con un chorrito de aceite de oliva y rehogamos el puerro y las cebolletas picadas muy finas, a fuego suave para que se hagan sin dorarse...
En una bandeja de horno colocamos los dos pimientos, bien lavados y pintados con aceite. Se asan a 180 grados unos cuarenta minutos, se pelan y se cortan en tiras anchas. En la picadora triturar la pechuga de pollo limpia de piel y de grasa y volcar en un cuenco...
Una vez limpios los mejillones, se pasan a una cazuela con el vasito de vino blanco y las hojas de laurel. Tapar y arrimar al fuego hasta que se abran. Se sacan, colamos el caldo y retiramos las conchas...
En unas gotas de aceite de oliva, rehogamos los puerros cortados en tiras muy finas. Una vez pochados, incorporar los pimientos bien escurridos y cortados igualmente muy finos. Saltear brevemente y pasamos a un cuenco...
La víspera, poner los garbanzos a remojar, se enjuagan y los ponemos en una olla con la cebolleta y los clavos pinchados, la parte verde del puerro, un manojito hecho con la hoja de laurel, el romero y parte del tomillo y unos granos de pimienta...
En un molinillo de café, trituramos juntas todas las especias y las mezclamos en un cuenco con las galletas machacadas, sin que lleguen a deshacerse del todo. Incorporar el huevo, el azúcar y la mantequilla muy blanda...
Cubrir el fondo de un molde redondo desmontable con una hoja de papel sulfurizado y encima, colocamos la plancha de masa quebrada. Pinchar el fondo y presionar sobre las paredes...
Una vez repasado el salmón para eliminar las espinas, retirar también las partes oscuras y los restos de piel. Lo picamos a cuchillo, en daditos pequeños que reservamos en un cuenco con la ralladura de piel de limón, el eneldo picado y una pizca de pimienta negra recién molida...
La víspera, trocear el pollo, retirar la piel y la grasa y ponemos en un cuenco con la ralladura de piel de limón, los granos de pimienta y los ajos machacados, el romero y el laurel. Agregar el vino y dejamos macerar...
amos quitando las hojas exteriores de las alcachofas hasta dejar prácticamente el corazón. Con un cuchillo bien afilado, cortamos las puntas y se dejan en un cuenco cubiertas de agua fría con unas gotas de zumo de limón...